Hola de nuevo Carmenaii
Entiendo lo que dies. Pero esa atención que recibías de los demás cuando eras jefa de aquél proyecto, aunque eran reales las satisfacciones, las recibías por una sola cosa: El Interés. Si uno le habla a un superior y trata de llevarse bien con él, es para conveniencia nuestra, para que nos tenga en cuenta en el futuro. Es, como se dice por ahí, lambisconear, hacer la barba, ser convenenciero. Una vez que el jefe deja de ser jefe y se convierte en un "igual" o un menor que nosotros... el encanto se esfuma, ya no hay la misma atención, a menos que hayas logrado hacer una buena amistad con la persona.
Esto pasa todo el tiempo en todo el mundo. Y no nos debemos alegrar por ser queridos. La ambición (de cualquier tipo) nace en el deseo de ser apreciados (¡chanfle! entonces se supone que los timidos somos muy ambiciosos :O).
Y bueno, lo de que los ricos no son altruistas, es muy cierto, pero hay sus excepciones. Por ejemplo... Rockefeller, Nobel, Francisco de Asis (no soy católico, pero admiro la vida de Asis). Gente que se baña en oro, pero que pone a circular ese dinero, y que mejor que distribuirlo entre los pobres.
Bueno, es lo que pienso.
Saludos.
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