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Iniciado por AlejandroAriel
Resulta que a mi padrastro le han pagado un trabajo dándole un mes gratuito de suscripción en un gimnasio. Y me insiste en que tengo que ir, sí o sí, todos los días, desde que abra hasta que cierre. No tengo ningunas ganas, no me gusta nada el ejercicio, y mucho menos estar en un sitio rodeado de gente, con mi gordo cuerpo y mis maneras afeminadas.
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¡Huye, huye, insensato!
En serio, si no tienes voluntad para acudir es absurdo. Me viene a la cabeza, cuando nos apuntamos mi hermano, dos antiguos colegas y yo a un gimnasio porque tenían un mes de oferta (todavía existían las pesetas
). Sólo el más gordito del grupo, el cual, lógicamente acabó siendo el más fuerte y alto fue por verdadero deseo. Yo le acompañaba día tras día porque quería amortizar el dinero. Mi hermano fue un día y el cuarto ni siquiera se presentó, pese a ser "el autor intelectual" del despropósito
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