Por una de las ventanas, la que está a mi izquierda, tengo el honor de contemplar un muro (a unos 5 metros de distancia) parcialmente despellejado y en mal estado que igual cualquier día de estos se cae encima de la casa y acaba con el celebérrimo autor principal del hilo "Delirios mentales". Por otra, detrás mía, puedo ver un edificio de viviendas (más o menos a la misma distancia). Ambas calles -estoy en una habitación que hace esquina, para estar cerca de mi lugar de trabajo (no sé si se entiende el chiste
)- son el cagadero oficial de los perros del barrio. Bueno, quizás exagere. Y por último, si miro hacia abajo por la ventana de mi habitación, puedo extasiarme con la abrumadora belleza de un descampado poblado de yerbajos, que hace de jardín de una casa cuya construcción se ha abandonado, y que durante horas nocturnas suele dar cobijo a un conciliábulo de drogadictos, que afortunadamente no suelen causar problemas.