Cita:
Iniciado por Aluigi
Esta pregunta va para todos, no solamente para los religiosos.
Aclaro de antemano que me declaro agnóstico.
Pensé en este tema gracias a una usuaria que posteó este poema: http://www.fobiasocial.net/poema-54526/ y que me hizo reflexionar sobre un par de cosas que siempre me pregunto cuando me encuentro frente a un altar.
1- ¿El dolor necesariamente tiene que llevar a la sabiduría y al amor. Se puede ser sabio,amar la vida y a los demás sin necesidad de sufrir como un condenado o como un martir para darse cuenta de ciertas cosas?
2- ¿El martirio es amor a la vida o es un desprecio hacia la misma, hacia el cuerpo mismo y el ser humano? A veces cuando entro a una iglesia y veo esas imagenes de martires con las carnes al rojo vivo, la sangre que se derrama por su cabellera, las caras en expresión de dolor o peor, de alegría ante el dolor y la muerte me producen sentimientos y pensamientos un tanto enfrentados.
3- Quizás sea el olor a incienso, el silencio, la luz que entra por los vitros y la atmósfera mística la que hace que me olvide por unos instantes de mis problemas y del mundo. ¿Puede ser que esta sea sólo la única forma efectiva que haya encontrado hasta el momento para relajarme unos instantes de la locura cotidiana del trabajo y la ciudad?
4- Al traspasar las puertas buscando algo de consuelo al sufrimiento lo primero que veo es la imagen de un Cristo crucificado, ¿Cómo se supone que debería sentirse una persona no religiosa y otra religiosa al chocarse con tal imagen en una situación de desconsuelo?
Bueno tenía muchas más preguntas pero no quiero tornarlo denso.
Gracias por leer
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He aquí mi humilde opinión:
1) El dolor y el sufrimiento no necesariamente conducen a la sabiduría, pero no conozco nadie que sea sabio y que no haya llegado a serlo sólo luego de haber sufrido mucho;
2) El verdadero mártir ofrenda su vida para salvar o ayudar a otros. También hay otros que se autoproclaman mártires, pero que no lo son realmente, como los protagonistas de atentados suicidas. En chiste, también podemos referirnos a tal o cual persona como "un mártir" por exagerar sus padecimientos;
3) Eso depende de la posibilidad, pero en todo caso,
si quieres paz, prepárate para la guerra. En otras palabras: si encontrás paz en una iglesia, o en donde sea, te convendría aprovecharlo para poner en orden tus pensamientos y hallar la mejor forma de acometer tus problemas. Así, cuando salgas de la iglesia, la vida te parecerá menos ardua;
4) Eso también es muy subjetivo. Sin embargo, a la iglesia van, en principio, los creyentes, o al menos las personas necesitadas de creer. Las primeras en su mayoría verán en esa imagen al Hijo de Dios que se sacrificó por ellos. A las segundas quizás no les vendría mal reflexionar sobre cuestiones tales como el valor del autosacrificio o el hecho de que siempre hay alguien que sufre más que uno.