Carta a un extranjero desde España.
Estimado/a extranjero:
España es un magnífico país, con una historia de impresión y que alberga en su seno lugares delos más preciosos del Planeta. Sólo tiene un gran hándicap: está habitado por españoles.
Sí, una desgracia, extranjero, en España pueblan los españoles. La Naturaleza no es tan sabia como se podría presuponer, porque si así fuere habría colocado en estas tierras a japoneses, nigerinos o guatemaltecos. Entonces seríamos potencia mundial. Pero no, aquí cayeron los colonos más ignaros del
Imperio Romano. Creo que desde
Roma se preguntaban:
¿quiénes son los más beocios? Aquéllos, Invictus. Envíalos a Hispania.
Hagas lo que hagas, te levantes a la hora que prefieras, vayas donde vayas, todo está lleno de españoles. En el transporte público, en las oficinas de trabajo (últimamente aquello es una nueva provincia), en los restaurantes, en las plazas, en los cines, en las playas… Españoles y más españoles. Acaso eres conocedor de la realidad política española, por tanto, en tu candor, pienses que si vas a sitios como
Cataluña o
el País Vasco donde llamarte “español” es un anatema, te librarás. Error de principiante. Allí hay más españoles todavía. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian un andaluz de un catalán? Los dos son tontos por españoles, pero los segundos todavía más porque ni siquiera se dan cuenta que lo son
.
Te escribo desde unas islas, situadas en
el Atlántico Sur, denominadas
Canarias. Se incorporaron, en triste fecha de finales del
siglo XV, a l
a Corona de Castilla, ratificado en
el Tratado de Alcáçovas. No es que los canarios seamos muy duchos, al contrario, somos más españoles que un toledano. Tuvimos la oportunidad de cambiar nuestro destino a finales del
XVIII para pasar a ser británicos – adoraría ser británico
-, sin embargo, la incuria de los propios hijos de la
Gran Bretaña (perdóname, extranjero, si procedes de allí) nos hizo seguir siendo españoles. ¡Y nosotros lo celebramos! En Canarias tenemos un
35% de paro y el más listo asó la manteca. Luego, también hubo otra ocasión durante
la Segunda Guerra Mundial, también quedó en agua de borrajas. Melancolía
.
Estoy yéndome demasiado por las ramas. Voy a tratar de versarte las grandezas de España, españoles aparte. Hay joyas del
Románico como
la antigua Catedral de Salamanca,
el Pórtico de la Gloria en la Catedral de Santiago de Compostela o
el Monasterio de Ripoll. También del
Gótico como
el Monasterio de Santa María de Huerta en
Soria,
la Catedral de Burgos o de
León,
el retablo de la Catedral de Toledo. Sin olvidarnos, del período árabe donde quedaron excelencias como
la Mezquita en Córdoba y las maravillosas torres mudéjares, como, la de
la Catedral de Teruel.
¿Y qué nombrarte del verdadero arte? Del arte de la Naturaleza. En el norte,
el estuario de Urdaibai (
Vizcaya) o
las Bardenas Reales en
Navarra. Al sur,
el Parque Natural de Cabo de Gata (
Almería) o
Sierra Morena, la cual atraviesa
la Andalucía Occidental más
Jaén. En el este,
los Monegros (
Aragón), al oeste l
as islas Cíes (
Pontevedra). Son sólo un aperitivo de las suntuosidades que te esperan si decides visitarnos. Rápido, antes que algún español tire la enésima colilla o el inevitable condón.
¡Huye, extranjero de la propaganda!, No caigas en el embeleco que te invita a acudir a la costa a buscar playa y sol. Lo mejor de España está en el interior. En los diminutos pueblos de las
Castillas, Madrid, Aragón o
Extremadura. Mantienen tres virtudes cardinales: una naturaleza casi inmarcesible, vestigios (las ruinas están en la costa…) en cada esquina llenos de leyenda y, lo mejor, hay poquísimos españoles. Además, casi todos superan los 70 años, es decir, no te molestarán demasiado.
¿Hispanófobo? A mucha honra. Aunque debes de saber, que también hubo grandes españoles. Quizás de los mejores en sus ramas del saber y el arte:
-
Cervantes en Literatura.
-
García Lorca en Poesía.
-
Velázquez en Pintura (ahora manifiesto mi condición de español: el mejor pintor de todos los tiempos).
-
Severo Ochoa en Medicina.
Sí, has adivinado, casi todos vivieron en el ostracismo, siendo ninguneados, exilados, encarcelados o, directamente, asesinados. Los españoles tienen más en valor a un mercenario como Rodrigo Díaz de Vivar que se vendía al mejor postor que a individuos humildes que cumplían su trabajo con eficacia.
¿Tópicos sobre los españoles? Los que quieras. Dicen que somos vagos. Una gran mentira, porque según esa entelequia llamada
Unión Europea (¡cojones, vamos a ser nosotros
Europa!) trabajamos más que tú, extranjero. No, no somos haraganes, somos incompetentes. Lo que tú haces en diez minutos a nosotros nos lleva diez horas.
El Principio de Peter acaba en un español.
El español es alegre. Por supuesto, somos alegres como los bobos a los que dan una tiza. Según e
l Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) nos declaramos muy optimistas en torno a más del
70%, si sumamos a los moderados casi
90. Somos g i l i p o l l a s. En un país con
un 28% de paro, emanando miasmas de corrupción por los cuatro costados, con una educación tercermundista y una sanidad vendida a precio de coste, todavía aplaudimos. En los países del Norte, como sabrás extranjero, donde el único desempleado que han visto es un español, donde el peor de la clase obtiene Sobresaliente y donde te operan una hora después de haber ingresado, se suicidan con facilidad. ¡No saben lo que es la vida!
La vida es beber hasta volverse locos. Por eso, tenemos tantos vínculos fraternales con
Rusia, más allá de los niños de la Guerra y las mafias.
El español medio mide 1.71 cm, la española, 1.61 cm. Algo hemos crecido, porque durante el siglo XX, nuestra media estaba en 1.60 cm, los varones, 1.51 cm., las mujeres. Es la única característica que hemos logrado romper. El español prototípico siempre fue bajito, zafio, orgulloso de haberse conocido y amante de las tradiciones (léase, morralla católica). ¡Y todavía hay quien se pregunta cómo el hijoputa de Franco tuvo mando en plaza durante la mayor parte de ese siglo!
Dicen que la española es la mujer más bella del Mundo. Sí, ríete, eso lo dicen los españoles. La falacia evidencia dos cosas: Primera, a las mujeres se las exhibe, según la consigna patriótica, como a
los Jamones de Jabugo o al
Somontano. Los españoles somos muy machistas. Segunda, ¿acaso un español ha visto los ojos de una mujer somalí o de una pakistaní? Aún más, ¿el español sabe dónde están
Somalia y
Pakistán?, Aún más, ¿el español mira a los ojos de las mujeres? Las mujeres se vindican como las más bellas. Las españolas, por encima de los españoles, son chovinistas.
Los varones, según la misma consigna, somos “Latin Lovers”. Esta milonga le ha servido hasta
Javier Bardem, cuyo rostro se asemeja al primo alto de
Copito de Nieve, para venderse en
los USA. Ese país que tanto odiamos los españoles porque queremos que nos adopten. Y es que eso de “Latin Lovers” es el eufemismo para no decir que nos prostituimos, aunque sólo sea para salir en la foto. De hecho, creo que es lo único que dejamos en las antiguas colonias, a excepción de
Filipinas donde, ni siquiera aprendieron el español, eligiendo con sabiduría el tagalo.
Spain is different, rezaba el cateto eslogan franquista. Sí, aquí, cuando llegó la democracia y hemos tenido la oportunidad de elegir a nuestros representantes, otorgamos el poder a nuestros semejantes: ineptos, incultos e ignorantes. Una pléyade de corruptos, desde un andrajoso rey hasta el último mono que se lleva discos sin pagar.
Somos un país muy religioso, es decir, casposos. No hay un puñetero pueblo que no tenga un santo patrón o una virgen de no sé qué. Puedes cerrar un centro de salud, alguna protesta, más o menos, airada; si te atreves a no celebrar el homenaje a los patronos se monta la revolución. Y es que en España, asómbrate, extranjero, durante años en nuestro sistema educativo optábamos entre Religión y Ética (WTF?). Nos decantamos por la religión, ¿has visto algún español con ética?
Por decirlo todo, se aprobaba la religión, junto con la gimnasia. Comprenderás porque somos tan buenos en deportes. Mientras tú estudias matemáticas, lengua o idiomas, nosotros a estirarnos a ver si siendo fenómenos podemos tirar para adelante.
En fin, tú sabrás, extranjero, yo no lo dudaría, me vendría ahora mismo para aquí. ¿Te preguntas por qué después de tanta vara con los españoles? Albricias, la crisis hace que los españoles emigren (no vuelvan, ¡por favor!). En unos años, con tu inestimable ayuda, extranjero, saldremos de esta sentina. S.O.S., te necesitamos.