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ATAQUES A LA REDONDEZ
Muchos de los comentarios que uno recibe a través de este espacio son valorando el poder aceptarse y quererse, como si en los gordos esto fuera difícil, llama la atención plantear la belleza en la redondez y resaltar todos los aspectos positivos de nuestra apariencia…
Lo sé, no es normal, no es común escuchar eso, los gordos estamos acostumbrados a que los demás opinen de nosotros juzgándonos, la mirada de los de afuera por lo general es inquisidora y en los peores casos burlona al extremo de ser hirientes.
El gordo se acostumbra con el paso de los años a taparse y a ocultarse porque es su forma de sobrevivir, porque está asqueado que hagan de su cuerpo el centro de atracción de las risas más macabras e imprudentes.
En este ocultamiento que se acrecienta con el tiempo, el gordo se vuelve una persona débil, en algunos casos le teme a los otros, se mueve en aquellos espacios donde será aceptado, no asiste a ciertos lugares y sólo se siente seguro con personas que lo han aceptado como es, digo todo esto y hasta resulta extraño el planteo, pero muchos gordos y gordas pasan por esta situación, en donde se los lleva a la autodiscriminación como forma de preservarse.
Muchos podrán decir eso no es lo saludable, claro que no, tampoco estoy de acuerdo, cada ser humano tiene un lugar en esta sociedad y se debe poder mover libremente por ella sin miedo a ataques verbales, físicos, a maltratos psicológicos, sin embargo es una realidad que los gordos siempre estamos expuestos, siempre hay un imbécil que tiene algo para decir de nuestra panza, de nuestros cachetes colorados, de nuestro exceso de grasa, de nuestra falta de rapidez, de cuánto comemos y del asco que les provocamos…
Cómo se puede pretender tener calidad de vida, ser sencillamente feliz si los de afuera continuamente nos posicionan como objetos de burlas…
La respuesta es clara, todo depende de nosotros y por eso a diario nos acomodamos la mejor coraza y salimos a batallar, pero eso no significa que la injusticia no nos llegue, al contrario nos traspasa cada centímetro del cuerpo, nos invade la mente y muchas veces hasta nos quiebra el alma, a pesar de todo seguimos, somos sencillamente seres humanos…, aunque muchos sólo vean a un gordo