Con orgullo digo que ya anteriormente he intervenido para defender a otra persona del bullying.
En cierto año escolar estudie con un chico con retardo mental que era constantemente agredido. Recuerdo que incluso una vez lo tiraron al piso delante de la profesora y esa cenutria incompetente se comenzó a reír.
Sería bueno señalar en este punto que yo mismo pasé acoso escolar; no obstante, siempre procuraba armarme de valor y defenderme. Es verdad que había gente que temía meterse conmigo por la manera agresiva como podía reaccionar, pero también es cierto que existían tipejos mucho más avezados que me buscaban pleito constante; igualmente, yo tenía una enorme desventaja numérica: estaba solo, y los bullys siempre tienen su grupo, además de la complicidad y el apoyo del resto de la **** aula.
Volviendo al relato: un día encuentro a un grupo de alumnos (serían entre 6 o 8 ) que estaban metiendo entre golpes a la fuerza al chico con retardo al baño para seguirlo golpeando. Yo estaba en el baño en ese preciso momento, y me asqueo ver a todos esos desgraciados. Sencillamente no pude aguantar tamaña injusticia, así que, infundido de un torrente de adrenalina y de un fulgurante espíritu vengador, procedí a lanzarme yo sólo contra todos. Su sorpresa fue tremenda. Asombrados me increparon que cómo era posible que defendiera a un "tarado". Para esos grandísimos subnormales era normal divertirse agrediendo a alguien que veían más indefenso. Al final, y sin salir de su asombro, se retiraron sin mayor pelea, por esa vez.