Pues yo lo más arriesgado que he hecho, ha sido ofrecerme ante mi directora para dar clases al personal de mi empresa. Aceptó mi ofrecimiento y ya he dado unas cuantas. Al principio lo paso muy mal, se me olvida lo que tengo que explicar (llevo un guión para salir del apuro), tengo taquicardia, comienzo ha hablar muy deprisa, etc... Pero cuando acabo la clase me siento como si hubiera engordado 10 kgs. ANCHA!! y contenta de superarme a mí misma.