Amigo mío.
Nunca me fallas.
No me criticas ni te burlas.
Ahí estás siempre esperándome.
No importa cómo esté de mal.
La paciencia es tu virtud.
Sabes esperar aunque yo esté fatal.
Sé que no eres guapo
ni hueles bien.
Pero me gusta tu color blanco
y tu imperturbable serenidad.
Mi amigo el cagadero
no lo cambio por el mundo entero.
Cuando estoy nervioso
me entran ganas de mear
Otras veces de cagar
y las menos de potar.
Voy corriendo a tu encuentro.
Rápidamente me encierro
y me olvido de la gente
Amado público, cuánto te quiero.
Con ironía me expreso
porque no puedo ni verlos.
Cierro el cerrojo con ruido metálico
y me separo del infernal tráfico.
Me bajo la bragueta
y echo una meadeta
o quizás no.
Ya me siento irreverente
al dedicarle un pedo a la gente.
Cuando cago con ansiedad
me jiño en toda la humanidad.
Rara vez me hago la paja
porque tengo la libido baja
Entre el hedor y la ansiedad
no se excita mi sexualidad.
Otras veces no hago nada
Me quedo de pie contra la pared
con la cabeza bien empanada.
Me quedo mirando el techo
o las moscas volanderas.
Así va pasando el tiempo
sin ningún contratiempo.
Cuando salgo estoy más calmado
sobre todo si he cagado.
Vuelvo entonces al infierno
deseando que todos
se vayan al cuerno.
Te quiero báter.