Piedad señor
con una mujer sola.
Que el viento
me llama desde el exterior,
señor.
Me pide que salga con él
pero yo no quiero ir
pues sé que me atravesará.
Piedad señor
con una mujer solitaria.
Sola como los náufragos
tan sola como una pluma en el suelo
de un ave mitológico
que el viento embiste y arrastra.
El viento me gritaba cosas,
que me cuide de la luz del fuego
que llama en la oscuridad
pues es aun mas peligrosa
que el vacío de la soledad.
Y a mí, señor
que nadie me dijo nunca
cómo hacer bien las cosas
ni cómo gustar a la gente,
quién me resguardará.
Piedad señor
con una mujer solitaria.
Que el viento llama desde afuera,
me pide que salga con él
pero yo no quiero ir
pues sé que me romperá.
Autora: Una cualquiera.
(Yo).