Esta semana leí en el Facebook un articulo sobre el tema y inmediatamente me sentí identificada. Por lo que parece, aunque no lo dijera el articulo, ser altamente sensible puede llevar fácilmente a la timidez o a la fobia social. Cuando sentimos de una forma más intensa, por una parte nos hace estar más receptivos a nuestro entorno, pero por otra es como si estuviéramos más desprotegidos, y solemos ser "victimas" de un entorno menos sensible, que nos percibe como blandos, dubitativos y apocados. Y nuestro mundo de matices pasa completamente desapercibido. No es que seamos superiores que el resto y se nos tenga que considerar mejores, pero nuestra visión más sutil no se suele entender. Vivimos en una sociedad en la que se valora más la extroversión, el coraje y la acción, y eso es algo de lo que solemos carecer. En definitiva, ser altamente sensible si se sabe conducir bien, puede dar lugar a destacar en profesiones creativas, intelectuales y humanitarias, pero si nos dejamos sobrepasar por esta sensibilidad podemos ser muy desgraciados y vivir en constante tensión.
Recuerdo cuando en la adolescencia lo pasaba fatal en situaciones sociales humillantes, conseguí no estar deprimida hasta el fondo refugiándome en la música. Fué un descubrimiento genial. Era para mi como un modulador de sensaciones. Casi como una pequeña terapia. Hoy en dia me funciona menos, pero reconozco su valor.
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