Otro acérrimo fóbico social de tomo y lomo fue el celebre ex-combatiente de Vietnam John Rambo.
Tenía tanto miedo de encontrarse a algún conocido por la calle que se fue al bosque a practicar la vida contemplativa y anacoreta. Cuando era sorprendido, miraba al suelo y empezaba a balbucear frases incoherentes como “Dios mío…no me siento las piennas!!!” o “¿dónde están los Charlys?” e incluso “muertos…están todos muertos!!!”.
Era tan tímido, tan tímido, que se alistó en el ejército para esquivar una exposición oral que tenía que dar en clase al día siguiente. En otra ocasión, le ofrecieron un trabajo y su padre tuvo que ir a la entrevista. A una novia que tuvo, le pedía que no mirase cuando se desvestía para hacer el amor.
Sólo tuvo un amigo, el coronel Truman, pero hasta este le acabó abandonando porque siempre lo utilizaba para comprarle los condones.
Otro ídolo caído, lo echaremos de menos.