Estoy perdiendo el tiempo. No me siento bien. Siempre me prometo a mí mismo que cambiaré, que me esforzaré para superar la depresión y la fs. Y al final siempre sucede lo de siempre: nada. Me quedo en casa delante del ordenador desperdiciando las horas, indiferente a todo lo que me rodea con el fin de evadirme de la realidad. “¿Para qué me voy a esforzar si otra vez me voy a dar de bruces con la realidad?”, es lo que pienso en lo más profundo de mí. Por eso pierdo el tiempo en internet leyendo chorradas, mirando vídeos banales, navegando en Imageboards, etc., sin sacar nada de provecho.
Sé perfectamente que de esto tengo que salir por mi propia cuenta pero mi imaginación siempre me recuerda una y otra vez que algún día sucederá un milagro que me salvará y me devolverá la felicidad. Y eso no va a suceder, lo sé. No hago más que esperar sin actuar y si actúo la depresión se encarga de persuadirme. Esto es como el “uróboros” ése, un ciclo infinito, haga lo que haga siempre vuelvo al inicio.
Nunca me había sentido tan identificado con una frase.
"Y así son todos los días, idénticos, dejando pasar las horas como si fuesen los anuncios que nos obligan a ver mientras esperamos que nuestro programa preferido empiece. Vuelvo a casa tarde mintiéndome y prometiendo que mañana voy a empezar a ponerme en serio, que me hago viejo. ¿A quién voy a engañar? Seguiré sentado esperando un golpe de suerte. Tarde o temprano me tiene que tocar a mí"