Empieza por la respiración abdominal. Lo sé, suena raro. Todos respiramos así que la recomendación resulta absurda y simplista; sin embargo, lo que nuestro cuerpo hace es algo para lo cual está condicionado. Según expertos y metiches: la respiración abdominal (como actividad de relejación) consiste en establecer la conciciencia de nuestra propia respiración. La actividad te ayudará, seguramente, a canalizar tus pensamientos y, entonces, ir deschándolos.
A mí me costó (francamente, me sigue costando) la práctica de esta respiración, pero eso no le quita los beneficios que conlleva.
Inténtalo, practícalo y, luego, me cuentas qué te pareció.
Saludos.
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