Nah. Traer vida al mundo puede llegar a ser tan irresponsable como quitarla de este mismo mundo, solo que la moralina suele ponerle florecitas a lo primero.
Por ahora estoy tranquila con mi sobrina. Veo a mi hermano mayor y a su esposa con ella, los veo felices pero también hay cierto grado de horror e incertidumbre por ella. Los veo dispuestos a aceptar los retos e inversiones que implica un niño pero también asustarse en el proceso, recuperarse, asustarse de nuevo, ser felices, etcétera.
Cuando veo todo eso siento que no estoy preparada, que tener un hijo es un compromiso “para toda mi vida” no para la del crío ni para mi pareja, es hasta el fin de mis días. Y eso… me hace sentir en un cuento de Lovecraft.
No me importa mucho el tema de tener marido, además contemplo la posibilidad de adoptar (porque, a diferencia de otras mujeres, no puedo dejar de comparar un embarazo con lo que le pasó en Sigourney Weaver en Alien).
Si tuviera mucho dinero, creo que estaría más dispuesta a tener un hijo, porque podría educarlo en la forma en que veo al mundo. Creo que pese a que tengo muchos problemas, compulsiones, ser una outsider y demás, no lo haría mal, claro que no pretendo negar lo que soy pero tampoco enseñarle al niño a tener miedo del mundo.
Pero, a parte de esa sensación de responsabilidad biológica y social (tengo 29 y siempre un equis sale con la pregunta: ¿y para cuándo un hijo?) en realidad: ¿Críos? No realmente.
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