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Antiguo 10-ene-2007  

Cita:
Iniciado por Mineko
U__U AY...k yo soy friki/otaku... no somos tan indeseables.. :(

Respecto a metafisica..no sé que pinta en este foro...parece el típico matón...




Mineko

Pues lo mismo que tú

"Metafisica, la gente timida si se esfuerza por relacionarse con gente no-timida, enterate... "

Sí, no hay nada más que ver vuestros post.
 
Antiguo 10-ene-2007  

Cita:
Iniciado por chirimolla
Cita:
Iniciado por myrna_17
es que hay personas como Metafisica que jamas han sentido el dolor de un desprecio y por eso habla tanto de que los maltratados son los que estan mal y no el maltratador.

me cae mal que la gente hable sin saber. nimodo que Metafisica quiera que el pobre chico diga cosas agradables cuando lo que busca es consuelo porque talves aqui es el unico lugar que tiene para refugiarse.
Estoy deacuerdo contigo , no justifiquemos los hechos , menoscabar la dignidad de una persona con esa actitud demuestra la clase de gentuza que son.

ah! seamos un poco tolerantes con los frikis.

Todos hemos sentido el dolor del desprecio, lo que ocurre que no por ello se debe sentir uno el ombligo del mundo, quizás tus compañeros de facultad también lo han sentido o lo sienten, pero tú sólo te preocupas de ti mismo@.

Ah, y gentuza tú ;)

A mí me cae mal la gente que sólo se lamenta y no lucha por sobrevivir

¿Refugiarme? ¿De quién? Yo, igual que muchos dentro de unas horitas me iré para la facultad y si no me llevo bien con todos pues qué se le va a hacer. No voy allí a hacer amigos (que los tengo, y si se da la oportunidad de entablar conversación con alguien, mejor). Fundamentalmente voy alli a aprender, luego ya si eso el mus en la cafeteria.
Juju

Salud
 
Antiguo 10-ene-2007  

Pasota-intolerante ¬¬

Mineko
 
Antiguo 10-ene-2007  

Cita:
Iniciado por Mineko
U__U AY...k yo soy friki/otaku... no somos tan indeseables.. :(

Respecto a metafisica..no sé que pinta en este foro...parece el típico matón...

Mineko

Pasota-intolerante ¬¬

Mineko




Sí, fue a hablar Teresa de Calcuta xDDDD,
No eres la más adecuada para hablar de tolerancia, leyendo tus palabras ¿no?
Tú no toleras que tus compañeras hablen de lo que les ha pasado el finde pasado o que hablen de Gran Hermano, eso es un tema muy banal para tu nivel intelectual... Va a ser que tú empiezas las conversaciones hablando de Teoría Cuántica o las concepciones sobre Cosmogonía aplicada en la Antigua Persia... xDDDD No fastidies niña

Cuando no se tienen argumentos consistentes se recurre al insulto facilón... en fin allá tú.
Sigue lloriqueando por las esquinas.
Y un consejo, cúrrate un poco más tus respuestas que van a pensar que no sabes escribir... ^.^






Salud
 
Antiguo 10-ene-2007  

Cita:
Iniciado por Metafisica
Cita:
Iniciado por chirimolla
Cita:
Iniciado por myrna_17
es que hay personas como Metafisica que jamas han sentido el dolor de un desprecio y por eso habla tanto de que los maltratados son los que estan mal y no el maltratador.

me cae mal que la gente hable sin saber. nimodo que Metafisica quiera que el pobre chico diga cosas agradables cuando lo que busca es consuelo porque talves aqui es el unico lugar que tiene para refugiarse.
Estoy deacuerdo contigo , no justifiquemos los hechos , menoscabar la dignidad de una persona con esa actitud demuestra la clase de gentuza que son.

ah! seamos un poco tolerantes con los frikis.

Todos hemos sentido el dolor del desprecio, lo que ocurre que no por ello se debe sentir uno el ombligo del mundo, quizás tus compañeros de facultad también lo han sentido o lo sienten, pero tú sólo te preocupas de ti mismo@.

Ah, y gentuza tú ;)

A mí me cae mal la gente que sólo se lamenta y no lucha por sobrevivir

¿Refugiarme? ¿De quién? Yo, igual que muchos dentro de unas horitas me iré para la facultad y si no me llevo bien con todos pues qué se le va a hacer. No voy allí a hacer amigos (que los tengo, y si se da la oportunidad de entablar conversación con alguien, mejor). Fundamentalmente voy alli a aprender, luego ya si eso el mus en la cafeteria.
Juju

Salud[/quote


El tema no es que el chico no se integre en clase ,sea tímido , no haga nada para relacionarse , etc...en mi opinión lo que ocurre es que es REPUDIADO por toda una clase y no me parece bien que encima quede con el papel de "malo" siendo la victima de todo , porque guste o no , también existen culpas y yo si veo que toda una clase sin yo haber dado motivos , no quieren ni decirme hola , tampoco vería justo que encima lo cuente vengan y me digan ,- es que no haces nada para integrarte- .-te crees el ombligo del mundo-
Ya sé que no me conoces pero si lo hicieras sabrías que no me gusta faltar el respeto a nadie y mucho menos insultar. Lo de gentuza iba por sus compañeros de clase pero bueno... si te has dado por aludido ...Tampoco sé a que te refieres con lo de que te cae mal la gente que se lamenta y no lucha por sobrevivir ¿a quién le dices eso? ¿a qué viene? te devuelvo la sonrisa
 
Antiguo 10-ene-2007  

La sonrisa franca penetra como el zumo de limón a través de las heridas sin cicatrizar en nuestra conciencia. No mates al mensajero; necesitamos más arpones socráticos para sacudirnos la modorra vetusta antes de pegarnos el sopapo definitivo, o de ahogarnos en nuestras propias heces.

A la una, a las dos...
 
Antiguo 11-ene-2007  

Ni a las tres*.

La herida escuece igual que siempre al ver la luz, en especial si ésta despliega su piñata reluciente, donde no hay teclas rojas, por mucho que uno se empeñe en buscarlas. Hay, en cambio, una frustración sin término: los dientes cariados que acusaba Silvia Jofre no son atributo --felizmente-- de ella, pero el piano que figuran constriñe patafóricamente mi conciencia en su intento de negar la pobreza de mi educación; enrojecerlas para calumniarlas de sanguinolencia es un burdo tapujo que te condena a la asfixia tras una pantalla de coágulo. La música era sólo para una elite, creo que no necesariamente adinerada, pero a la que sus padres procuraron abrir todas las vías posibles de cultivo. Y como ella, cualquier otra afición o vocación.

Yo... ¿pertenezco a la masa? Absurdo: la masa siempre está ocupada, y por lo general, dedica también todo el tiempo y los recursos a su alcance a progresar. ¿De dónde sale la singular mediocridad --¡qué paradoja!-- de mi formación? No puedo criticar a quienes me lo han dado todo... y sin embargo, ¿por qué mi infancia y mi adolescencia no han tenido chicha? Para más inri, los motivos económicos están cada vez más descartados, según sus propias declaraciones y a juzgar por la sangría que asumieron torturándome con psicólogos, como contrapartida por no dejarme de improviso en la calle sin nada (y como el analfaburro que soy, no funcional, sino integral).

Esta percepción es inestable. Sentía emociones favorables hacia ellos al empezar a escribir, pero la rabia me embarga ahora de nuevo. ¿Por qué todo lo resuelven con «si me criticas, me ofendes, y no tienes derecho», o «si no te gusta, te vas y no vuelves»? ¿No sería mejor rebatir la crítica con argumentos verdaderos, o, mejor, con hechos?

Me refiero al pasado, porque a día de hoy ya no hay quien me arregle, y como soy mayorcito, ya es normal que me den esas réplicas y otras más contundentes. De hecho, tengo una vergüenza horrible. Sin embargo, me siento tullido. Esa infancia y esa adolescencia patéticas me han mantenido desprovisto de casi todo conocimiento ordinario del mundo. De no ser así, sabría si de verdad no me quedó más remedio que hacer el ridículo arrastrándome hasta los pies de la psiquiatra sólo para ser torturado por ella, o si existía algún modo de que una persona normal en mi lugar huyese y empezase a vivir por sus manos, libre de mórbidas coacciones infundadas.

No tengo ni putã idea de nada. Y así estoy, que no sé a qué agarrarme.

La cuestión es que en mi vida todo parece descolorido, sin espíritu. Sólo cascos vacíos, con la dogmática esperanza de que su viejo olor me llene del jugo que otros tragan a raudales. ¿Y por qué? Sabe Dios. No quisieron agobiarme. Miedo. No se vaya a empachar. Querían verme «libre» de tanto frenesí. Libre de cultura. Libre de vida. Y libre de toda libertad que no sea la de mi padre, defendida con rostro bravo frente a la sociedad que nos uniformiza y constriñe... aunque mucho menos de lo que lo hacen conmigo sus consignas personales, que en mi caso sustituyen férreamente las directrices sociales que la mayoría sigue más o menos a su antojo.

Basta de pajas mentales, inspiradas en el fondo en los discursos sin fin de mi padre, donde el lenguaje preciso está confiscado, para dar rienda suelta al tenebroso arbitrio, permitiendo despreciar un problema de mecánica elemental resuelto con rigor por mí en pocos renglones, frente a la sagrada intuición desnuda de sus cuarenta años de profesión (años de olvido, se daría cuenta al instante cualquiera que observase la estancia desde fuera de nuestra estupefaciente cultura familiar, pero es imposible que te figures que los colores del Partenón se han esfumado si sólo lo has visto sin ellos), en la cual todo es oscuro y cambia como el viento, según sus arrebatos y sus ganas de enmendar los inmensos vicios que atribuye a tu entendimiento, incluso mostrándome como ejemplo la intuición todavía más tierna de mi hermano menor, que aún no sabía lo que era el momento de un sistema de fuerzas respecto a un punto o un eje (¡horror!, esa expresión está prohibida: ¿no ves que un profano no la entiende?). La culpa del presunto error (me obligaba a repasar mil y una veces aquel brevísimo desarrollo, que él se negaba a leer, pues vive Dios y la paternal autoridad que estaba equivocado) era de mi mente defectuosa, pero cuando le insistí en que eso nos habían enseñado en la ETSII de Vigo, no reparó en descalificar también a los incompetentes de nuestros profesores, ni en aseverar que el estudio me había hecho daño.

¡Maldito oscurantismo pleistocénico y ególatra!

Y, sin embargo, debo callar, pues me muevo en terreno de responsabilidad ajena. ¡Me ahogo!

Mantener la conciencia despierta es fundamental, o no saldré jamás del pozo. Sé que debo atender al presente y al futuro, pero esta enorme carencia de base, y la aún mayor estupidez de su causa, me pesan como un yunque de osmio en la espalda. ¿Qué hago? ¿Cabe a estas alturas que les pida a mis padres algo más? Me siento fatal. Ellos me han ofrecido que, ¡por fin!, intente apuntarme a varias ocupaciones más o menos intensas. Pero... ¡qué rabia! Ahora tengo veinticuatro años, y esta situación es vergonzosa. Si hubiera vivido así desde mi infancia, ahora tendría al menos una carrera, unas cuantas aficiones, sería una persona llena e interesante, mucha gente querría conocerme, y, encima, probablemente tuviese un trabajo medianamente bueno, que me abriese definitivamente las puertas hacia un desarrollo humano que ya nadie pudiese racionar... Pero eso, pudiendo, decidieron no dármelo. Y no dudo que me quieren... Por eso me parece más desgarrador el misterioso porqué de mi tullimiento.

Y ahora... ¿qué hago? En efecto, me apetece estar activo, no parar quieto, como las personas que admiro, pero... ¿por dónde empezar? Bueno, quiero compaginar muchas actividades, pero, ¿cómo empezar a buscarlas? ¡Aaaaggg! La duda me mata... y realimenta mi pereza. Como siga así, me quedaré sin nada una vez más y para siempre. Una vida de efímera marcada por la estupidez.

Si alguien llega hasta aquí, le pido mis más sinceras disculpas, con la esperanza de que las rechace, porque fue escrito con la alevosía del gato alergénico.

-----------------------------------------------------------------

* Eso de «a la de tres» para mí no pasa de una fétida enmienda capitalina, mal aprendida en la escuela. Ahora que ha dejado de importarme que se note mi profunda incultura, ya no la necesito.
 
Antiguo 12-ene-2007  

Cita:
Iniciado por Frango_com_Nata
Ni a las tres*.

La herida escuece igual que siempre al ver la luz, en especial si ésta despliega su piñata reluciente, donde no hay teclas rojas, por mucho que uno se empeñe en buscarlas. Hay, en cambio, una frustración sin término: los dientes cariados que acusaba Silvia Jofre no son atributo --felizmente-- de ella, pero el piano que figuran constriñe patafóricamente mi conciencia en su intento de negar la pobreza de mi educación; enrojecerlas para calumniarlas de sanguinolencia es un burdo tapujo que te condena a la asfixia tras una pantalla de coágulo. La música era sólo para una elite, creo que no necesariamente adinerada, pero a la que sus padres procuraron abrir todas las vías posibles de cultivo. Y como ella, cualquier otra afición o vocación.

Yo... ¿pertenezco a la masa? Absurdo: la masa siempre está ocupada, y por lo general, dedica también todo el tiempo y los recursos a su alcance a progresar. ¿De dónde sale la singular mediocridad --¡qué paradoja!-- de mi formación? No puedo criticar a quienes me lo han dado todo... y sin embargo, ¿por qué mi infancia y mi adolescencia no han tenido chicha? Para más inri, los motivos económicos están cada vez más descartados, según sus propias declaraciones y a juzgar por la sangría que asumieron torturándome con psicólogos, como contrapartida por no dejarme de improviso en la calle sin nada (y como el analfaburro que soy, no funcional, sino integral).

Esta percepción es inestable. Sentía emociones favorables hacia ellos al empezar a escribir, pero la rabia me embarga ahora de nuevo. ¿Por qué todo lo resuelven con «si me criticas, me ofendes, y no tienes derecho», o «si no te gusta, te vas y no vuelves»? ¿No sería mejor rebatir la crítica con argumentos verdaderos, o, mejor, con hechos?

Me refiero al pasado, porque a día de hoy ya no hay quien me arregle, y como soy mayorcito, ya es normal que me den esas réplicas y otras más contundentes. De hecho, tengo una vergüenza horrible. Sin embargo, me siento tullido. Esa infancia y esa adolescencia patéticas me han mantenido desprovisto de casi todo conocimiento ordinario del mundo. De no ser así, sabría si de verdad no me quedó más remedio que hacer el ridículo arrastrándome hasta los pies de la psiquiatra sólo para ser torturado por ella, o si existía algún modo de que una persona normal en mi lugar huyese y empezase a vivir por sus manos, libre de mórbidas coacciones infundadas.

No tengo ni putã idea de nada. Y así estoy, que no sé a qué agarrarme.

La cuestión es que en mi vida todo parece descolorido, sin espíritu. Sólo cascos vacíos, con la dogmática esperanza de que su viejo olor me llene del jugo que otros tragan a raudales. ¿Y por qué? Sabe Dios. No quisieron agobiarme. Miedo. No se vaya a empachar. Querían verme «libre» de tanto frenesí. Libre de cultura. Libre de vida. Y libre de toda libertad que no sea la de mi padre, defendida con rostro bravo frente a la sociedad que nos uniformiza y constriñe... aunque mucho menos de lo que lo hacen conmigo sus consignas personales, que en mi caso sustituyen férreamente las directrices sociales que la mayoría sigue más o menos a su antojo.

Basta de pajas mentales, inspiradas en el fondo en los discursos sin fin de mi padre, donde el lenguaje preciso está confiscado, para dar rienda suelta al tenebroso arbitrio, permitiendo despreciar un problema de mecánica elemental resuelto con rigor por mí en pocos renglones, frente a la sagrada intuición desnuda de sus cuarenta años de profesión (años de olvido, se daría cuenta al instante cualquiera que observase la estancia desde fuera de nuestra estupefaciente cultura familiar, pero es imposible que te figures que los colores del Partenón se han esfumado si sólo lo has visto sin ellos), en la cual todo es oscuro y cambia como el viento, según sus arrebatos y sus ganas de enmendar los inmensos vicios que atribuye a tu entendimiento, incluso mostrándome como ejemplo la intuición todavía más tierna de mi hermano menor, que aún no sabía lo que era el momento de un sistema de fuerzas respecto a un punto o un eje (¡horror!, esa expresión está prohibida: ¿no ves que un profano no la entiende?). La culpa del presunto error (me obligaba a repasar mil y una veces aquel brevísimo desarrollo, que él se negaba a leer, pues vive Dios y la paternal autoridad que estaba equivocado) era de mi mente defectuosa, pero cuando le insistí en que eso nos habían enseñado en la ETSII de Vigo, no reparó en descalificar también a los incompetentes de nuestros profesores, ni en aseverar que el estudio me había hecho daño.

¡Maldito oscurantismo pleistocénico y ególatra!

Y, sin embargo, debo callar, pues me muevo en terreno de responsabilidad ajena. ¡Me ahogo!

Mantener la conciencia despierta es fundamental, o no saldré jamás del pozo. Sé que debo atender al presente y al futuro, pero esta enorme carencia de base, y la aún mayor estupidez de su causa, me pesan como un yunque de osmio en la espalda. ¿Qué hago? ¿Cabe a estas alturas que les pida a mis padres algo más? Me siento fatal. Ellos me han ofrecido que, ¡por fin!, intente apuntarme a varias ocupaciones más o menos intensas. Pero... ¡qué rabia! Ahora tengo veinticuatro años, y esta situación es vergonzosa. Si hubiera vivido así desde mi infancia, ahora tendría al menos una carrera, unas cuantas aficiones, sería una persona llena e interesante, mucha gente querría conocerme, y, encima, probablemente tuviese un trabajo medianamente bueno, que me abriese definitivamente las puertas hacia un desarrollo humano que ya nadie pudiese racionar... Pero eso, pudiendo, decidieron no dármelo. Y no dudo que me quieren... Por eso me parece más desgarrador el misterioso porqué de mi tullimiento.

Y ahora... ¿qué hago? En efecto, me apetece estar activo, no parar quieto, como las personas que admiro, pero... ¿por dónde empezar? Bueno, quiero compaginar muchas actividades, pero, ¿cómo empezar a buscarlas? ¡Aaaaggg! La duda me mata... y realimenta mi pereza. Como siga así, me quedaré sin nada una vez más y para siempre. Una vida de efímera marcada por la estupidez.

Si alguien llega hasta aquí, le pido mis más sinceras disculpas, con la esperanza de que las rechace, porque fue escrito con la alevosía del gato alergénico.

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* Eso de «a la de tres» para mí no pasa de una fétida enmienda capitalina, mal aprendida en la escuela. Ahora que ha dejado de importarme que se note mi profunda incultura, ya no la necesito.

Por lo menos tienes las ganas de "mejorar". No hay recetas mágicas para hacerlo ni manual de instrucciones.

Ánimo
 
Antiguo 12-ene-2007  

porque insultar a gente fobica social siendo tan sensible.
no hayo motivo a las agresiones. que vengan a decir que tienen las razones justas .
 
Antiguo 12-ene-2007  

Estoy de acuerdo, yo he sufrido lo mismo en la secundaria nadie me hablaba o veia siquiera, algunos hasta me hacian burla, era como la apestada;
recuerdo que los odiaba y no veia la hora de terminar el curso, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que yo tuve parte de culpa en que nadie me hablara, alguna vez trataban de iniciar una conversacion y yo me quedaba petrificada sin saber que contestar y al final se aburrian. Creo que yo no puse de mi parte al no integrarme y puse una barrera asi que lo unico que reflejaba era inseguridad, asi conprendi que no era su culpa por completo. Aunque tambien estaban los que molestan solo por lucirse con los amigos o porque sabian que no me atreveria a contestarles lo que merecian ellos si que son gentuza!!!

Asi que creo que metafisica tiene razon en lo que dice, pero debio de haberlo dicho en un tono mas amable. Bueno esa es mi opinion,
bye
 
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