Un amigo de mi papá abusó de mi cuando chico, amenazándome con volverlo a hacer y lastimarme, si alguien se enteraba. En el kinder y la primaria siempre fui el costal de ejercicio de boxeo de mis compañeros, en la adolescencia igual. Mi padre jamás me quiso y mi hermano mayor siempre me maltrataba. Al iniciar la adolescencia me di cuenta que soy gay (tal vez por todo lo que pasé), y, al mi padre enterarse, casi me bota de la casa. Para no botarme, llamaba a sus AMIGOS para que me diesen consejos de "masculinidad". De lo que debe ser un hombre, para ver si cambiaban mi orientación sexual hacia la que es "correcta". Los amigos hombres que hacía, fuese lo bueno que fuese con ellos, se espantaban cuando se enteraban de mi condición. Un heterosexual se hizo pasar por gay y, no sé cómo, se hizo mi pareja para luego, con todo el
pr´pósito, echarme de su vida y decirme "ves? me encantan las mujeres, y todo esto fue un juego para perjudicarte". Un chico me dio un golpe una vez, andando yo en la calle, sin son ni ton; ni nos conocíamos. El golpe hizo que perdiese parte de mi visión en uno de los ojos.
No entiendo por qué son así los hombres. Cada vez que han podido me intentaron humillar y hacer daño. Obviamente, porque se atrevían; me veían débil físicamente, y lánfuido de carácter, aprovechando esas circunstancias para descargar la ira causada por sus propias inseguridades. Esa es la manera del hombre común de demostrar su superioridad. Haciéndose pasar por fuerte atacando al débil. Por un momento en mi adolescencia me atrajeron los chicos, pero ya ningún hombre me atrae. Los considero repulsivos y asquerosos. Cobardes e inseguros, casi todos. Hombres de verdad? Pocos. Creo que, un amigo que tengo es un verdadero hombre (me ofreció todo su apoyo cuando supo que soy gay, y hasta ha dormido conmigo -sin hacer nada, claro-). Jamás se alejó de mi pensando que se "contagiará". Eso si es un hombre seguro de su masculinidad. Esa amistad me salvó de no convertirme en un asesino de hombres, y a ellos en víctimas de terribles crueldades.
Ahora soy la oveja negra de la familia, a pesar de mis cualidades humanas. Soy el malo, soy el injusto cuando me da un ataque de ira, soy el loco y débil cobarde que intentó suicidarse. Mi padre me mira con compasión, cual si él fuese un santo y yo el mismísimo Demonio.
No entiendo. ¿Cómo no se ha dado cuenta alguien de tanta injusticia wen mi contra? ¿Cómo nadie nunca me dijo "qué tienes, cuéntame"? No lo entiendo. Tengo 23 años y, mientras más crezco y maduro, esperando que las cosas tomarán un mejor rumbo, más me doy cuenta de lo terriblemente injusta que es la humanidad. Ahora, por lo menos, tengo un temperamento algo más hostil (cosa que siempre intenté evitar, pero nadie apreciaba mi compasivo silencio ante los gritos de los demás). Ahora se encuentran copn una pared, y los hago estremecerse cuando intentan hacerme daño. SOLO DE ESA FORMA LOGRÉ HACERME RESPETAR POR OTRO HOMBRE, EPMPEZANDO POR MI PADRE, DÁNDOLE UN PUÑETAZO QUE LE HIZO SANGRAR LA NARIZ POR DOS DÍAS. Es increíble, pero es así. Ahora ya no soy la débil marica, ahora mi padre es mi amigo. TUVE QUE LLEGAR A UN EXTREMO ASÍ! Qué estúpidos son los hombres emocionalmente.