Estoy de acuerdo con Petunia, fuera de todo objetivo premeditado hay mil cosas de las que hablar, y lo importante no es TANTO el tema del que se hable sino cómo se haga. Si se hace bien, de forma asertiva, mostrando interés por el otro y manifestando los sentimientos de forma atractiva y con confianza, entonces surge algo más, la conversación se aviva y se enriquece. Esto hay que conseguirlo poco a poco, metiéndose cada vez más de lleno, aumentando la confianza. No se puede hacer de cero, pero tampoco hay que huir de la conversación. Ese paso de "no huir" es el primero de todos. EL "tema" y la "confianza" (cantidad y calidad puede decirse) de la conversación son fruto del trabajo y de un desarrollo progresivo.
La incapacidad para expresar los sentimientos es una dificultad añadida, porque da la impresión de que no queremos conversar, de que estamos a disgusto (en realidad es así, pero no podemos evitarlo, una gran diferencia con aquellas personas que desdeñan la conversacion de forma consciente y voluntaria).
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