Yo he llegado a la conclusión de que, si quiero estudiar, tengo que ir a una biblioteca.
En casa, entre una cosa y otra (particularmente Internet), no me concentro.
En la biblioteca tengo la mente liberada de todas las demás cosas. Lo único que puedo hacer es estudiar y a eso me dedico.
El único problema que tengo es la tensión que me genera estar rodeado de tanta gente en tan poco espacio. No siempre me es fácil, pero si consigo estar por encima de ello, rindo muchísimo. De hecho, aunque pierda tiempo en desplazamientos, me resulta muchísimo más rentable ir a la biblioteca: un par de horas allí son mucho más rentables que el día en casa.
Además, está la componente de ver gente y salir de casa. He visto que ese poquito contacto humano me ayuda a mantenerme emocionalmente estable. En casa, de forma gradual y casi imperceptible, mi cabeza empieza a ir a la deriva y me hundo.
Pena que haya encontrado varias excusas para no ir este puente, pero volveré.
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