Entonces, no me gusta la cacería, y para mí deberían adaptar las corridas de toros al estilo de Mas Oyama (el mito, no la versión real), con hombres musculosos que han aprendido disciplinas de combate cuerpo a cuerpo y deciden enfrentar con sus propias manos a toros encabronados... Lo acepto, lo encontraría divertido, y equitativo.
Kaitlynn Bessette, la niña que nació con una ¿enfermedad, desorden?, necesita el trasplante de corazón e hígado para vivir o al menos llegar a la vida adulta, al parecer las expectativas no son altas para las operaciones. Vive en una familia y en un estado en donde la caza es algo habitual, que no me guste la caza no significa que desapruebe sus prácticas ni me ciegue a la idea de que debe haber alguna forma de pensar que los hace ver la muerte y la caza de una forma en la que yo no la veo.
La caza del oso negro se hizo durante la temporada permitida, y en un estado en donde este tipo de prácticas está regulada y muy vigilada. Kaitlyn no cometió un delito, no atentó contra el ecosistema, sigo sin entender sus razones y quisiera que las describiera mejor, pero si eso es lo que quería, bien por ella. Ojalá llegue a adulta y tenga la oportunidad de reflexionar sobre su deseo.
Creo que antes de condenar hay que pensar un poco, pero pensar parece pasado de moda, mientras tengamos un adjetivo denigrante para la niña y uno que nos haga lucir como muy ecológicos y sensibles, mejor.
PD: felizmente no mató al oso Yogi.