Cita:
Iniciado por ARANXITA
el halcón
Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasando unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí. El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un bando entre sus súbditos y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines. "Traedme al autor de ese milagro", dijo. Enseguida le presentaron a un campesino. "¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?" Aquel hombre contestó: "Alteza, lo único que tuve que hacer es cortar la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y tuvo que empezar a volar."
|
Me angustia ese cuento, seguramente porque acierta donde duele. La cuestión es que hay tres vías para despegar:
1) El maestro de cetrería. Los halcones normales aprovechan su instrucción y ya pueden seguir progresando sin mayores quebraderos de cabeza.
2) Los curanderos, sanadores y cortesanos: inútiles.
3) Esperar a que a uno no le quede más remedio que sacudir torpemente sus atrofiadas alas. Ni que decir tiene, muchos perecerán. El resto puede que espabile, pero siempre quedará en franca desventaja frente a los del sendero 1).
No creo que fuese el objetivo de la parábola, pero yo identifico 1) con los medios ordinarios por los cuales la gente se prepara para conquistar su vida, 2) con agachar la cabeza debajo del ala en tratamientos psicológicos o psiquiátricos y 3) con el
sink or swim de verse en la calle, sin nada ni nadie que te ayude, al haberse agotado tus oportunidades de intentar el 1) o refocilarte en el 2).