Mujeres... se nos han escapado
A quienes pasamos largamente los 30, podemos ya darnos por vencidos haciendo tratamientos, ya que aunque logremos superarnos, ya de nada servira.
La frescura y gracia de una joven mujer nos ha sido vetada de por vida, el acaricir su tersa piel, besar sus humedos labios, sentir su calor.
La mujer es como un buen vino, que hay que saborearlo lentamente, sentirlo en todo su explendor, antes que se agrie con los años y pierda todo su sabor y textura, hasta que pierde eso que lo hacia unico, su sabor.
pasado los alos la mujer otrora hermoza y unica se vuelve gris y desabrida, en ese momento la hemos perdido.