Cita:
Iniciado por d_kipper_
... creo que aunque la gente agresiva puede conseguir metas a corto plazo, a medio y largo es tan contraproducente como la actitud pasiva ...
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A la gente agresiva no le importa si se le ignora o se le intenta hacer el vacío, ya encontrará otras victimas en que apoyarse y a quien machacar para subir escalones. En cambio la gente pasiva es muy facil ningunearla y apartarla, siempre hay otros que ocuparan su lugar. Y seguro que tampoco se hace valer, por lo que difícilmente prosperará.
Coincido contigo en que lo acertado sería ser asertivos, respetar al prójimo sin dejar de hacer valer nuestros derechos, pero es difícil ser asertivo cuando nunca lo has sido y mientras te persigue el león.
Para el tema de intentar agradar a todos dejo esta bonita fábula:
El anciano, el niño y el burro (cuento tradicional)
ANÓNIMO
Un abuelo y su nieto emprendieron un viaje y se hicieron acompañar por un jumento que les hiciera más liviano el recorrido. Decidió el abuelo que el niño fuera montado en el burro para que no se cansara y él caminaría al lado del animal. Cuando pasaron por el primer pueblo, los lugareños empezaron a exclamar: - ¡Qué vergüenza! ¡Lo que hay que ver! El pobre anciano debe ir a pie, mientras el niño lo hace sobre el burro. ¡Es inadmisible!
Ante tales comentarios decidieron que el abuelo fuera sobre el burro y el niño a pie. Pasaron por otro pueblo y los habitantes del mismo, al verlos pasar, dijeron: - ¡Qué falta de caridad! ¡Es inexcusable! El hombre cómodamente viajando sobre el burro y deja que el niñito vaya a pie.
El abuelo y el niño optaron entonces por subirse los dos al burro y al pasar por una aldea, los aldeanos empezaron a increparles: - ¡Sois unas malas personas! ¡Qué crueldad! ¡Pobre burro! ¡Los dos subidos sobre él! ¡Mereceríais que os diéramos una paliza!
Entonces el abuelo y el nieto decidieron caminar junto al animal, sin montarlo. Al pasar por otro pueblo, la gente se burló de ellos: - ¡Qué par de tontos! ¡Vaya bobos! ¡Tienen un burro y ninguno de los dos se sube a él! Por lo menos el viejo debería dejar que se subiera el niño.
Mientras seguían impasibles su camino, el anciano le dijo al muchacho: - Querido nieto, ¡ojalá las personas fueran tan fieles y bondadosas como ese animal que nos acompaña! Pero saca de esto una lección para tu vida: hagamos lo que hagamos siempre habrá gente desaprensiva que nos criticará.