Todo el mundo, unos más y otros menos, estamos sometidos a esa gran incansable llamada mente. A excepción de esos momentos de concentración dedicados a desarrollar una tarea concreta -que no esté automatizada- la mente, sigue trabajando, generando pensamientos uno detrás de otro; como un telar que casi nunca para de tejer, ni siquiera cuando duermes. Generalmente estamos tan sumergidos en esa actividad que ni siquiera somos conscientes. Pero eso sólo revela su carácter insidioso porque un pensamiento tiene repercusión ya sea consciente o inconsciente.
Lo que te ha pasado, simplemente, es que te has dado cuenta de una verdad: que tú no controlas tu mente. Por supuesto, la verdad asusta. Mi consejo, si quieres cogerlo, es que te inicies en la meditación, si no lo has hecho ya.
En cuanto al tema esquizofrenia, creo que te harías un favor aceptando que el diagnóstico de trastornos mentales no es algo que tú solo puedas objetivar. Reducirías ansiedad e incertidumbre.
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