Gracias fratichelli,
Es una gran verdad que cuando estamos con la ansiedad al máximo es cuando más cuidado tenemos que tener en la toma de decisiones. Casi diría yo que es mejor no tomar decisiones y esperar a que pase. Esto lo sé de sobra por las experiencias que he tenido.... pero no aprendo. Afortunadamente siempre hay alguien que te anima para que te lo pienses antes de tomar una decisión.
El jueves por la tarde llegué a casa muy mal con intención 100% de dejar el trabajo. El viernes no fui a currar y muy en el fondo no quisé llamar a mi jefe para decirle que me marchaba y preferí esperar al lunes para decírselo. El viernes fue un día muy negro también. A la noche chateando con un amigo, intentó convencerme de que no me fuera del curro. No me convenció, pero me provocó dudas. Por la mañana del sábado las dudas crecieron y me sentía mal pero por mi confusión. Por la tarde decidí que el lunes volvería al trabajo. Analicé la situación y trate de hacerme el 'guión' de como sería mi lunes de trabajo.
Afortunadamente hoy lunes, he tenido un buen día en el trabajo. Pude afrontar una situación social que me angustiaba. Mañana debo de afrontar otra. Me gustaría cogerle el 'gusto' a esto. Es decir, no sé si os pasará a vosotros, pero a mi por ejemplo cuando tengo que afrontar algo, estoy indeciso (con las mariposas en el estómago), después me tranquilizo, después vuelvo a pensar que no lo puedo dejar que lo tengo que afrontar y vuelve el malestar.... es un bucle que dura
N veces hasta que al final me decido. Después de afrontarlo, cuando termina la situación social que me produjo el malestar, se siente un relax y una satisfacción increibles. Supongo que haciendo honor a la máxima de que después de la tormenta viene la calma. Yo creo que el objetivo es reducir en el bucle que comentaba antes... la variable N. Cuanto más pequeño sea N, mayores progresos iremos obeniendo.
Saludos,