No puedes esperar que te vengan a auxiliar como si fueras un pobre niño perdido en la carretera. Una relación así se convierte en un auténtico infierno porque no existe plano de igualdad entre las personas que la establecen; empieza con una jerarquía de facto.
Por otro lado, definirte como alguien que boga en la mediocridad más absoluta es una invitación al rechazo más despectivo o, como mínimo, a un sentimiento de compasión (peor, desde mi punto de vista). Como bien has escrito hay demasiada gente -no solamente por estos lares, sino en general- cuya obsesión por lograr (como si fuera un trofeo) una pareja deviene de la creencia ilusa en que esa otra persona se hará cargo de sus problemas, solucionará sus conflictos o, al menos el mal menor, pondrá su hombro o sus rodillas para posarse en los mismos para desahogarse. Trasladamos la relación de dependencia con nuestros progenitores a otra persona como si pudiese ser un trasunto.
Lo que ha comentado el compañero que me ha precedido no necesita más añadidura. Cuando uno se aprenda a querer por lo que es y por lo que vale (atención, puede ocurrir que entre lo apreciable esté la propia fobia o conductas derivadas de la misma) estará en condiciones de formalizar en plano de equilibrio un vínculo con alguien al cual, inevitablemente, le resulte sugestivo tu personalidad con todas sus virtudes y también defectos
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