Necesito irme de casa. Por favor comprenderme, sois mi único contacto con la sociedad; pero si lo hacéis, hacerlo sinceramente.
Me abro:
No es un arrebato o una simple secuela después de una discusión, lo llevo sobre mis espaldas toda mi vida. Sé, lo sé que soy un novato, soy un piolin de la vida, con mis diecinueve años no soy ni pretendo ser un conocedor pleno de todos los sentimientos que florecen y marchitan a lo largo de una existencia, pero creo tener la suficiente coherencia como para saber que lo que yo necesito es independencia.
Los problemas que me llevan a este deseo de tomar la decisión, no los mencionaré.
Sólo quiero, que como humilde viajero, me aconsejéis el camino. Luego yo ya reflexionaré, pero por lo menos hablo con alguien, y salgo de mi mismo y de mis pensamientos.
Ni trabajo, ni estudio, ni siquiera tengo en mente el futuro. Pero a pesar de ser tan vago, quiero la oportunidad. En estos momentos, (y por favor, creerme) lo único que tengo claro es que necesito libertad para llevar a cabo los propósitos que me proponga. Por que, lo que si tengo, son ilusiones. Y ahora no quiero pecar de prepotente, pero estoy convencido de que con esa oportunidad puedo hacer cualquier cosa que me proponga.
Ahora vivo en una casa, me hacen la comida, me lavan la ropa, me cuidan; y eso es precisamente lo que no necesito. Yo, he sido un niño muy mimado y consentido, y eso me a llevado ha que ahora sea tan incapaz. Puede que penséis que con todo hecho, precisamente ahora y si no fuera tan vago podría hacer cualquier cosa que te proponga.
Os contesto:
Tenéis razón. Sin duda la voluntad necesaria para llevar a cabo esa empresa, la tengo. Lo que no tengo es un objetivo.
¡¡Click!!, bombilla encendida, posiblemente penséis; Y diréis: –Te acabas de responder tu mismo; lo que necesitas es marcarte un objetivo, una meta. Y con eso lograrás trabajar, estudiar e incluso lavarte tus propios calzoncillos.
Pues amigos eso para mi en estos momentos, no es suficiente. Siento en lo más profundo de mi ser, que necesito, que me quiten la correa, que me dejen libre, ¡no se si me entendéis!, que me den la oportunidad, eso es lo que necesito.
Después de todo esto viene lo triste, la soledad.
Adiós, y gracias si habéis llegado hasta aquí.