Yo sigo pasando la mano. No me considero orgullosa y me jode estar de mal rollo con la gente. De todas formas, no me cuesta porque olvido rápido los agravios.
A mí lo que me está sucediendo en los últimos tiempos, a causa de una nueva e insólita circunstancia vital, es que siento miedo ante un posible apego de cualquier tipo, incluso amistoso. Y no es no querer necesitar a los demás por si las moscas luego te abandonan o te defraudan, no. Es un temor a volverme dependiente, es decir, acostumbrarme a alguien y luego darme cuenta de que ya no quiero o no puedo estar agusto conmigo misma, realizar acciones sola (salir a tomar algo, pasear, ir al cine...), pasarme largas temporadas en casa sin salir casi... Parece como si me diera miedo dejar de ser solitaria y autónoma. Si lo pienso, tampoco me agradaría volverme más sociable. Además, le temo a la sensación de compromiso, de tener que salir porque ya llevas poniendo excusas unas cuantas veces. Sin embargo, aunque esto último no llegase a ocurrir, sigo sintiendo vértigo ante un posible apego.
Puede que a algunos de vosotros os resulte extraño. Aquí hay mucha gente que se encuentra en un querer y no poder constante, y que está deseando dejar su condición. También parece que pocos reconocen orgullosamente que son poco sociables, como si fuera algo negativo (es lo que nos han vendido). Pues yo no sólo no lo veo negativo, sino que me doy cuenta de que no me gustaría cambiar, hecho poco probable por otro lado.
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