Soy Anaïs (aunque no es mi nombre real). Tengo 30 años y vivo en Madrid con mi pareja. Aunque me crié en un pueblo muy pequeño de Cataluña, rodeada de verde y de montañas.
Me escapo a menudo a mi pueblo natal, cuando siento que la presión de la ciudad, las aglomeraciones y todas esas cosas me pesan demasiado. Últimamente me cuesta incluso salir a la calle sola. Me siento observada y desprotegida, aunque sé que son imaginaciones mías.
Tiene gracia. Cuando era pequeña sentía cierta fascinación por las ciudades. ¡Tenían tantas cosas por hacer! Ahora no aprovecho ninguna de estas mil opciones. Ni siquiera puedo ir a la peluquería. Me incomoda enormemente esa persona mirándome fijamente, preguntándome por mi pelo, por quien soy, intentando darme conversación para hacerme sentir más cómoda, aunque el resultado sea todo lo contrario, dándome consejos de cómo peinarme que no voy a aplicar, pues para que peinarme si no salgo de casa.
No tengo amigos en Madrid. A veces salgo con los amigos de mi novio. Son un grupo suficientemente abundante y con suficiente gente habladora (entre ellos mi novio. Supongo que será verdad que los polos se atraen) como para que mi presencia y mi
muditis pasen desapercibidas. Así que ir no me sofoca en exceso. En cambio me provocan mucha ansiedad los grupos más reducidos y sobretodo quedar o conocer gente sin el escudo protector que me proporciona la charlatanería de mi novio.
En el pueblo tengo tres amigos: mis dos perros y mi gato. De amigos humanos ya no me quedan. Cuando los tenía me solían decir que vivo en mi mundo. Tenían razón. Creo que esto se me está yendo de las manos y mi mundo cada vez está más desvinculado del real.
Bueno, después de este rollo sólo me queda decir que he encontrado este foro por casualidad. Le he echado un vistazo y me ha resultado reconfortante ver que hay personas que pasan por lo mismo que yo. Supongo que ahora me siento un poco menos como un bicho raro. Me parece una gran iniciativa y con mucha utilidad. Espero que me acepten.