Yo me sitúo en el punto medio donde radica la virtud
. Por un lado, soy tremendamente exigente conmigo mismo en los proyectos que realizo, cualquier fallo me supone un trauma del cual no salgo en semanas (quizás meses) y trato de hacerlo de manera puntillosa al extremo. Por ello, soy pésimo para colaborar con otra persona porque trabajo a mi ritmo y al de nadie más.
Aunque,
on the other hand, no soy de hacer demasiados proyectos novedosos porque tampoco tengo tantos intereses que requieran de ello. En ese sentido soy conformista con mi vida. No tengo deseos de cambiar, ni intenciones. A veces pienso en si podrá aspirar a otro trabajo, otro lugar donde vivir, aprender a tocar un instrumento o hacer un taller sobre cualquier bobada. Por fortuna, tales desvaríos duran lo que duran
.