Jamás me ha dado dolor de cabeza en una situación social. Lo que generalmente me sucede es ponerme nerviosa, muy nerviosa; me convierto en un ser totalmente torpe. Y sumando a eso, que empiezo a sentir como si todas las personas a mi alrededor estuviesen planeando algún plan para hacerme daño. Trato de concentrarme en mis propios pensamientos, pero esos mismos pensamientos son los que me hunden. Es extraño, porque sin que nadie me diga nada, siento que voy a reaccionar mal.
Cuando vuelvo a mi casa, me doy cuenta de que otra vez estuve exagerando y creyéndome el centro del universo. Y es ahí cuando pienso: "No. A vos nadie te mira... Ni siquiera para odiarte".
|