No he tratado tan frecuentemente con mi psicólogo como otras personas en mi situación pero le tengo mucho cariño. Se preocupa de verdad por cada paciente, llama de vez en cuando para ponerse al día o si te encuentras mal, y nos comunicamos vía mail frecuentemente sin que suponga un gasto extra. Y lo que es más importante, aunque a veces piense que le voy a decir algo que le parecerá una barbaridad, él se lo toma con toda la naturalidad del mundo. Me hizo sentir cómoda desde el primer momento.