Cuando necesitas trabajar son particularmente agobiantes las entrevistas de trabajo.
Es incómodo tener que demostrar a la fuerza que eres la personas indicada para ocupar un puesto en la que tienen que desembolsar dinero. Me refiero a tener que realzar todas las cualidades por las cuales tú mereces la elección por encima de los demás. Sobre todo la predisposición positiva que hay que demostrar (a la fuerza) para que crean que eres mejor de lo que te sientes realmente. Claro, de lo que te sientes realmente, porque alguien que se siente muy bien, no tiene problemas en demostrarlo.
Me molesta la sensación de tener que adoptar una posición sumisa, beneplácita frente a todas las personas de la empresa cuando estás en una entrevista. Esa evaluación es incómoda. Esa sensación de estar pidiendo algo y actuar para demostrar positivismo me hace sentir totalmente falso, especialmente porque no soy en lo mínimo positivo y ,pues, para nadie es agradable trabajar, por algo tiene ese nombre.
En las personas noto una actitud del tipo: "a ver, tú quieres el trabajo... convénceme" "acá, el que tiene que poner cara bonita y sonriente, eres tú".
Y tener que esperar 15, 30, 45 minutos para 5 minutos o menos de conversación no es justa por la posibilidad de que no te llamen nunca más. En ese tiempo hay que aguantar la presión por el turno, las miradas y a los demás postulantes. Es muy fastidioso y tenso buscar chamba.
Al principio cuando iba a alguna empresa por algún motivo (no sólo por buscar chamba), me tomaba una cerveza 20 minutos antes, así la espera es más aceptable y cuando es tu turno estás más tranquilo; y con tu caramelo de limón nadie lo nota. Después esto se hizo pesado, ilógico, te daba sueño y sentías ganas de orinar justo cuando te tocaba.
Por eso detesto las entrevistas de trabajo...