No me gusta la venganza, es verdad que te hace sentir como un vertiginoso orgasmo mezcla de superioridad y satisfacción pero a la vez con un regusto de remordimiento que impide disfrutarla completamente.
Puede parecer mezquino alegrarse del mal ajeno pero como en una especie de karma si aquel que te agravió recibe un revés, qué menos que pensar en que existe una especie de justicia universal.
Sientate en la puerta de tu casa, y veras pasar el cadaver de tu enemigo
¡Que la den!
|