Hannah Arendt, ¡soberbia película!
La protagonista, una prestigiosa filósofa judía de origen alemán, que escapó de las zarpas del nazismo. Se relata la polémica que desató cuando, encargada por The New Yorker para asistir como corresponsal al juicio contra el último nazi condenado, Adolf Eichmann, publica unos artículos donde censura ciertos comportamientos de los líderes israelíes, así como quita importancia a la figura de Eichmann, al cual no ve como un monstruo, sino un simple estúpido que cumplía órdenes.
Arendt, cuya insobornable independencia intelectual, le llevó a la enemistad con muchos de sus compatriotas judíos (ella nunca creyó en las patrias), nos invita a la reflexión sobre por qué el mal triunfa, porque se extiende una banalidad sobre hechos terribles, por qué perdemos nuestra conciencia humana en pro de intereses ideológicos.
Bárbara Sukowa borda el papel de Hannah Arendt, con ese halo de escepticismo, cierta condescencia y fuerza para la lucha dialéctica. Si Hollywood no fuese lo más parecido a un mercado de tráfico de órganos, se llevaría el Óscar a la mejor interpretación femenina.
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