Y ya que he citado esta película, "El quimérico inquilino", voy a hacer un breve apunte sobre ella.
Es la tercera vez que la veo. El cuerpo me lo pide. Soy así. Toda la película gira en torno a un suicidio, por tanto ya aviso que puede herir sensibilidades. La mía está fuera de toda duda.
¿Y por qué me atrae tanto esta película? Por muchas razones:
El protagonista es un funcionario tímido, incapaz de defenderse de un mundo que le es hostil, es el inquilino (de ahí el título) de un piso antiguo en el centro de París, cuya anterior ocupante se ha tirado por la ventana, dejándolo, por tanto, listo para entrar a vivir.
Sin embargo, su estancia allí será realmente difícil. La convivencia con los vecinos, la mayor parte de ellos ancianos, no va a ser fácil. Pasado un tiempo, su alocada imaginación le llevará a plantearse que las intenciones de aquellos que le rodean no son otras que las de precipitarle a la locura y al suicidio, creando un vínculo obsesivo con la anterior inquilina, una chica joven que se debate entre la vida y la muerte en un hospital.
Existen puntos de unión con otras películas, lo que demuestra cual es la tremenda influencia que esta obra maestra ha tenido en las mentes de directores como David Lynch o Alex de la Iglesia, entre otros, ya que hablamos de una película de 1971. La centinela (1977), de Michael Winner, Carretera Perdida (1997) y Mulholland Drive (2001), por parte de Lynch; La comunidad (2000), de Alex de la Iglesia; todas ellas tratan de los mismos temas. La primera y la última hablan sobre la convivencia en una casa antigua con personas trastornadas en mayor o menor medida, y las de Lynch, bueno, son "lynchianas" (y eso ya es mucho) pero también son "polanskianas": la obsesión, la paranoia, los personajes retorcidos y siniestros, la búsqueda de la identidad, la predilección por los entornos sórdidos y deprimentes.
Del mismo modo que pasa con el cerdo, de Roman Polanski no se tira nada, se aprovecha todo. Todas sus obras son grandes obras. Para mí, Stanley Kubrik, David Lynch y Roman Polanski son tres de los directores más interesantes del tiempo que me ha tocado vivir, sobre todo por la creación de esas atmósferas tan perturbadoras pero a la vez tan atractivas e intensas. Prueba de ello es la enorme cantidad de líneas que se han escrito sobre sus películas y la casi imposibilidad de poder enterarse de toda la trama o interpretarla correctamente en un único visionado.
Si estáis de bajón no veáis esta película pero si sois como yo, un masoquista que como decía el locutor Juan José Plans, se lo pasa "de miedo, con miedo", si tolerais bien que se trate el suicidio en una película, si podeis sobreponeros a la aparición de escenas inquietantes y si, al mismo tiempo, os atrae la descripción de un personaje como es este Trelkovski (interpretado por el mismo director - ved la semejanza con el nombre ficticio) tan
fóbico que vuestros avatares os parecerán "pecata minuta", entonces esta es vuestra película.
En caso de que prefiráis adentraros en la historia narrada por escrito, el libro en que se basa la película tiene el mismo nombre y su autor se llama Roland Topor.
Ah, sí. ¿He dicho que aparece Isabelle Adjani? Ahora me trato de imaginar como fue el impacto de esta actriz en los padres de treintañeros como yo. ¡¡¡Riete tú de Scarlett Johansson!!!