Un pequeño relato que algún día convertiré en canción. Ojalá esté por arriba de ser un asco
Ahí estoy yo, como siempre, junto con mi fiel compañera. Ahora mismo está aquí, sentada a mi lado viéndome pulsar las teclas. No sé exactamente desde hace cuándo, pero jamás me deja solo. ¿Si esto me cansa? La verdad es que sí. Pero no sé el método para alejarme de ella. O quizás sí lo conozco pero está demasiado lejos. Si quiero salir de casa, empieza a gruñir desde que cierro la puerta hasta que la abro al regresar. Le tengo un poquito de lástima, en una de esas tiene miedo, pero eso no justifica todas las miradas que recibo o creo recibir al subir con ella, y las veces que me han pedido que la haga callar. Chilla cuando camino por las calles y hay gente de mi edad caminando en la dirección opuesta, cuando intento entrar a un negocio y preguntar algo... jamás me deja en paz. Y cabe destacar que a veces, cuando tengo un mal día y me acuesto en mi cama pensando en el suicidio, la rata se coloca a mi lado y sonríe. No sé si es una sonrisa de ánimo o de burla, pero sonríe, y eso es lo único que me importa dado que es la única sonrisa que vi hoy, ayer y toda la semana.