La psicología mitológica
La psicología mitológica surge de la idea de estudiar los fenómenos autopsicógenos propios de la mente humana. El psicólogo holandés Hermann Boerhaave, fue el precursor de esta perspectiva psicológica, en 1987 escribió el libro “Mas allá en la mente” - “Beyond of the brain” , en él se explican detalladamente las teorías acerca donde reside la verdadera conciencia humana y su interacción con todo aquello que interactúa con ella. Después de experimentar con decenas de pacientes con patologías psicológicas que no eran susceptibles de mejorar, comprobó que un porcentaje elevado de estos pacientes mejoró sensiblemente. Esta variante de la psicología, altamente cuestionada por los defensores de las ideas tradicionales acerca del funcionamiento de la mente humana y sus patologías. La psicología mitológica no excluye a los otros tipos de psicologías, es un complemento que puede ser útil cuando las terapias basadas en métodos tradicionales no han funcionado.
Las terapias basadas en la psicomitología han tenido resultados muy positivos sobre todo en lo concerniente a crisis de identidad, trastornos de personalidad, depresiones y déficit de habilidades sociales.
Fundamentos de la psicología mitológica
La psicología mitológica basa sus principios en el estudio de los fenómenos autopsicógenos propios del ser humano. Estos fenómenos son aquellos pensamientos y creencias que no están fundados en hechos reales. Esta controvertida afirmación se puede demostrar fácilmente cuando vemos fenómenos como la religión, la mitología, la fe… Pensamientos y creencias que no están ligados a estímulos externos directos. La creatividad es una característica de la creación espontánea de ideas nuevas que no existían antes y que el propio cerebro ha generado por si mismo.
A diferencia de las técnicas psicológicas tradicionales que tratan la mente a través de estímulos externos, la psicología mitológica lo hace estimulando aquello que nos hace desarrollar aquello que nuestra mente necesita de una forma automática.
Principios psicoanalistas
En la psicología mitológica no se da nada por sentado, es importante conocer a fondo a cada paciente a tratar. Para ello se recurren a las clásicas técnicas psicoanalíticas, conociendo con detalle el funcionamiento básico de su psique. Esta parte es la más delicada ya que en ella suele estar la clave del éxito. Una vez se ha completado esta etapa se realiza un diferenciación crítica entre los pensamientos basados en estímulos y los que no. Hay que tener especial cuidado con los pensamientos paranoicos ya que pueden confundirnos, muchos siguen siendo respuestas a realidades vividas.
El concepto de la personalidad espejo
La personalidad espejo es aquella que se supone proyectada desde una personalidad real, en ella están proyectados todos nuestros pensamientos, miedos, emociones y todo lo que a nivel psicológico define nuestra persona. Una personalidad espejo es una personalidad ficticia donde todo lo que somos está invertido y choca directamente con nosotros. Este choque puede ser útil para moldear aquello que queremos cambiar en una persona. Escogemos todos los aspectos inadecuados de la persona y los exponemos a su personalidad espejo. Esto, que podría denominarse una terapia de choque, está sobradamente demostrado y es muy eficaz ya que la mente se identifica en su imagen y se autoanula en todo aquello que sin darse cuenta le hace sufrir. Esto se consigue porque su cerebro reconoce a un nivel muy profundo mecanismos que conscientemente no conocemos acerca de si mismo y que no se conseguiría de otra forma, ya que conscientemente todavía no se ha llegado a comprender al 100% como funciona nuestra mente.
La “Química”
La clave de la psicología mitológica es que no busca los porqués de un problema psicológico que no se entiende mas allá de la inteligencia humana, cualquier intento de conseguir esto hoy por hoy seria en vano. Deja que sea el propio cerebro con su misterioso mecanismo quien se encarga de autocurarse a partir de sus propios fenómenos autopsicógenos. Esto es pura química, esa misma química que vagamente podemos entender hoy por hoy. Los psicofármacos no consiguen solucionar ninguna patología psicológica ni tampoco consiguen los mismos efectos en todos los pacientes, esto es debido a que la naturaleza de cada persona es única y solamente con una terapia que trabaje con una herramienta específica para con cada paciente consigue resultados que no se conseguirían de otra manera.
Íñigo Sebastián Menendez – psicologo clínico.
