Buena madrugada para mis reflexiones esta pasada, en la que estuve cavilando y escribiendo (texto que publicaré cuando lo remate ya veré el momento) sobre la fobia social, en qué se fundamenta el problema, y de paso toqué varios temas filosóficos, porque necesitaba en el momento crear una sólida base de la cual comenzar a erigir la teoría que diera una posible solución (al menos una primera y vaga visión) para la salida de un pozo que por momentos parece más hondo. Voy a escribir ahora un mensaje sobre esa visión vaga con la intención de que alguien continúe mis ideas a su modo, iniciar nuevos pensamientos y supongo, que postearé también por otros motivos subyacentes imaginables en una persona con problemas sociales (qué le vamos a hacer, la maquinaria funciona a medias y el motivo de funcionamiento no lo doy yo desde mi supuesta libertad).
Primeramente establecí que el yo tiene una valía intrínseca intachable. El "hecho" de ser una identidad formada sobre sí misma, y de la cual emana todo, le da un valor que no puede ser medido ni comparado, pues digamos además que viene dado, y todo parte del azar. La fobia social es una devaluación de la idea del yo sólo modificable (su esencia) con la no existencia, por un error educativo a la par que de predisposición genética en cuanto a sensibilidad, dada, por una tendencia depresiva que provoca obsesión con cualquier detalle, que por práctica el ser humano "normal" desestima, decide y reparte (no está mal como tal ser a nuestro modo, pero no es funcional ni práctico pues contradice unas necesidades no sujetas a la voluntad de ese pensamiento obsesivo y por eso nos duele).
O sea, partimos los fóbicos, de la idea de que somos menos que los demás. Explicando más largo y tendido lo tratado en el anterior párrafo, diría que a partir de una educación contradictoria se llega a un pensamiento doble, que genera el bloqueo (o poco movimiento, no el suficiente, que es lo que es externamente la fs). El pensamiento doble, son dos voces que se adhieren a nuestra identidad y forman parte de "nosotros" como tantas otras (pero estas nos afligen así que vamos a sacarlas). Las dos voces vendrían a decir:
"No vales" y "cumple las expectativas generales para no ser menos". Claro, esto es contradictorio, pues si no vales, no puedes no ser menos, y eso genera un bloqueo (de por sí solo el "no vales" pienso que no sería tan discapacitante porque digamos que se disuelve en la realidad, el bloqueo no lo permite pues limita las miras).
Un miedo a la muerte propio de todo ser vivo, alimentado desde la idealización humana, hace que le demos más valor al bloqueo (aumentándolo más) pues pensamos que si no formamos parte del grupo, como no valemos, ante los elementos pereceremos sin más al ser marginados.
Vamos, que para solucionar nuestro problema debemos trabajar la autoestima y eliminar estas voces interiores automáticas (que ni escuchamos, damos por hechas) sustituyéndolas por otras amables, que se centren en la valía del yo (que es la misma para todos independientemente de las modificaciones superficiales).
Ser nosotros mismos, plantear las posibilidades reales de algo y no obsesionarse en la visión catastrófica automática que tenemos (pienso que puede modificarse, el cerebro es plástico prácticamente durante toda la vida).
Y alguno pensará, ¿Pero el valor del yo quién lo da? El yo, que quede claro. Nosotros valoramos y juzgamos a los demás en cuanto a sus actos por motivos prácticos que se escapan a nuestra consciencia, y por motivos prácticos debemos estimar la valía del yo intrínseca que se da en cierta medida en todos (es una especie de solución evolutiva para mantener una moral) por pragmatismo (debemos valorar nuestro yo , el de los demás no sería práctico desde luego y me cuesta imaginar la posibilidad de algo así). Cuanto más nosotros seamos, más auténticos, más naturales, más felices seremos pues no entraremos en conflictos internos, y a nivel de realidad, los demás compatibles admirarán mejor la valía del yo de la que hablo (imaginemos las capas de la tierra, el núcleo está ahí que sería la valía del yo, inmensamente admirable, cuanto más seamos fieles a nosotros, menos capas materiales cubrirán el núcleo, y en nuestro caso no resulta peligroso pues el yo admira el yo, no se perdería en la inmensidad).
Espero no hipotecar mis pensamientos por mis miedos al hacerlos públicos, y luego no recular por no parecer incoherente... Ideas vagas a las que le tengo que dar vueltas e ir cocinando para obtener un buen resultado, espero hacerlo para ayudarme, y que suene bien, para ayudaros (egoísmo congénito, todo tiene fin práctico me parece).