Quizá sea una forma distorsionada de interpretarlo, pero me ha sorprendido ver en las noticias la calma y el temple con que los japoneses viven la tragedia del terremoto. Incluso a la hora de llorar lo hacen de una manera comedida, como hacia adentro. Un pueblo que expresa su dolor de una forma tan moderada supongo que también será así a la hora de expresar su alegría. Todo lo contrario que aquí, en España, donde el dolor se expresa de forma histérica, incluso agresiva, y la alegría sólo se concibe como desmadre y bullicio desaforado, sino te dicen que parece que estás muerto. Pero también es posible la alegría de manera más sosegada. Me ha gustado esa reacción de los japoneses y esa mesura en su carácter, me siento identificado con ellos en ese aspecto.