Y a lo mejor es una tontería contarlo de la única manera que tengo, con un teclado de por medio.
Mi madre ha acudido a su médico de cabecera y ha salido con la obligación, al fin, ya no únicamente moral de asistir a un cursillo impartido por una psicóloga. Cuando le he preguntado por qué me ha respondido que porque no me ha tratado bien. Sólo eso. Llevo toda la vida culpándome como tantos otros que han pasado el mismo infierno que yo, por no ser lo suficientemente bueno o listo o guapo o cariñoso o hablador o divertido, o lo que sea que tenía que haber sido y no pude. Esta dolorosa sensación que siempre me acompaña de no merecer ser querido, y un papel que dice que mi cuerpo ya nunca será el que pudo haber sido, si y sólo si, me hubierais querido. Me hubierais dado amor, caricias, confianza en mi mismo y sobre todo tiempo. Ahora ya es tarde pero al menos puedo gritar que no fue culpa mia.