Lo mejor para seducir sutilmente a las féminas y provocar en ellas un frenesí de irrefrenable deseo sexual, es ser clásico, educado y galante. Algunas frases grandilocuentes y poéticas a usar podrían ser:
- ¿Llevas condones, muñeca?
- Oye encanto, dejémonos de tanta cháchara que no tengo toda la noche.
- ¿Vas a permitir que esta noche vuelva a dormir solo?
- Tal vez tú y yo deberíamos hacer el amor, ¿no crees?
- ¿Follamos y eso?
- Desnúdese señora, soy médico y usted está gravemente enferma.
Lo que no acierto a comprender es por qué a mí estas fórmulas harto corteses nunca me funcionan. Va a ser que me tienen manía, seguro.