Hoy, como en días pasados. Mi vida volvió a repasarse en mi cabeza. No pase una mala infancia. De hecho al igual que ustedes supongo, deseo una maquina del tiempo. Fantaseando en la clase de hombre que pude ser hoy. Con buenos amigos, un montón de hermosas mujeres, un respeto entre mis colegas, unas ganas de querer aprovechar cada segundo de mi vida con un optimismo legible. Terminar una carrera, llegar al matrimonio, criar mis hijos, dejar un legado, ser una persona productiva para la comunidad. Tantas cosas hermosas. Tantos buenos sentimientos. Una persona de bien.
Pero, volviendo a la horrible realidad, me veo, en un espejo. Solo veo la peor versión de mi, derrotado y frustrado. Un hombre derrotado con varias clases de adicciones. Todo un complejo viviente, un ejemplo de lo que no se debe hacer. Un pobre diablo perdido en un bosque, del que posiblemente nunca puede salir. Seguir vivo me hace mas extraño. Y si, otro caso de suicida en potencia. Un perdedor intentando encajar con mentiras en un mundo que no es para el. Viendo las maravillas de la vida a travez de un monitor, solamente. Deseando tantas cosas imposibles. La vida para mi es un amor platónico. Pobre diablo desdichado.
Repasando mi situación, cosas muy extrañas pasaron en mi transición de niño a joven. Cada día ese maravilloso mundo en donde caminaba y jugaba, se iba oscureciendo. Mi negación y obstinación me hizo una persona asustadiza, débil, y sin esperanzas. Solo observaba como mis amigos y conocidos conseguían el éxito sin limpiarse una sola gota de sudor. Dichosos los que no tienen preocupaciones, los que viven al día, los que pueden sonreír sin fingir, y los que no tienen que mentir para sobrevivir. Una sencillez envidiable. Fui creciendo, y sin darme cuenta, el tiempo me hizo la mala jugada, quien no aprovecha, perecerá. Y así llegue a mis 22 años. Un hombre sin una historia que contar. Un mal ejemplo, una escoria, un roba aire. No merecía nada de lo que yo tenia. Un perfecto perdedor.
Solitario en mi cuarto, sobreviviendo, engañándome con diferentes drogas. Deseando no despertar. No dormir, no comer. Todos los días, golpeando mi confianza hasta dejarla por el piso. Nada de lo que hiciera podría cambiar las cosas. Aceptar lo que soy fue muy duro para mi y lo sigue siendo, un bicho raro, un pobre diablo, un patético perdedor, un medio hombre, un don nadie. Vagando en un mundo que lo desea de vuelta en la tierra, para poder ser útil.
Pensando, en que cada que pase el tiempo, mas se agrava la agonía, esa herida se va infectando mas y mas. No puedo dejarme la oportunidad de intentar volver a vivir. La idea de despertar mañana, es agobiante, una verdadera pesadilla. Yo no necesito morir para ir al infierno, ya vivo en el. Entonces recuerdo unos años atrás, la situación de un conocido, que hizo exactamente lo que yo siempre eh querido hacer desde hace ya varios años. Quitarme la vida. La noticia fue estremecedora, varios acudieron a su funeral, yo no. Pero no necesitaba estar ahí, para verlo sentado en su ataúd. Viendo como todos pasan por su cadáver, con mirada de enojo, decepción y tristeza, como no pudo seguir con el juego de la vida. Tal vez algún día, tome la decisión adecuada a mi situación, no puedo seguir viviendo en mi cabeza, y menos en la realidad. Soy un gusano esperando a ser devorado. Mi función en la vida no es mas que ser una vaca en un matadero. Sirvo para alimentar a las masas. Debo resignarme como las vacas, a esperar a entrar al matadero, o debo tomar mi iniciativa de escapar para siempre? Es algo horrible seguir vivo y todos los días recordar, que tu nunca podrás conocer la felicidad.