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Iniciado por Sergio_sp
El nivel de adicción viene dado por la cantidad de neurotransmisores de la dopamina o serotonina que produce una sustancia. Al producirla en niveles muy altos, el cerebro acaba por dejar de producirla él mismo para "equilibrar" el nivel. A la larga, esta falta de auto-producción hace que no haya dopamina a no ser que hayas consumido la droga, lo que lleva a querer seguir tomándola o de lo contrario lleva a estados depresivos. De ahí que los antidepresivos no sean más que Inhibidores de la recaptación de la ciertos neurotransmisores.
Un saludo.
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Lo de la sensacion de binestar o recompensa esta ubicada en el area ventral tegmental en el sistema libico. Como ya te he dicho se ha demostrado las adicciones tiene un componente genetico. Hay personas con esa predisposicion y otras no. Lo mismo que otras enfermedades mentales como la esquizofrenia. Por eso, no todo el mundo que prueba el alcohol se vuelve adicta. Y te digo el alcohol porque es la droga mas extendida y aceptada socialmente. Pero lo mismo la morfina. Tengo una prima que le operaron de las agmidalas (no en España), le dieron morfina por el dolor sobre todo para tragar y no se ha convertido en una yonki buscado desperadamente su dosis de heroina.
La dopamina sirve para muchas mas cosas que para la sensacion de placer como por ejemplo interviene en las actividades intelectuales, la memoria, la voluntad, el sistema psicomotriz, etc. Las anfetaminas tiene dos mecanismos de accion: fuerza la liberacion de neurotransmisores y tambien
actua como un inhibidor de la recaptacion.
"El metilfenidato (fig. 34-1) inhibe la recaptación de ambas
catecolaminas y facilita la liberación de dopamina.
Sus acciones son parecidas a las de la anfetamina (v.
cap. 33), produciendo insomnio y anorexia. En los niños
con hiperactividad y déficit de atención, consigue que la
actividad sea más eficaz e intencionada y mejora la capacidad
de aprendizaje. En estas edades, a dosis superiores
a los 20 mg/día puede retrasar el crecimiento, efecto
que es reversible.
Tiene una biodisponibilidad del 10-50 %, con un tmáx
de unas 2 horas, pero se absorbe más lentamente cuando
el preparado es de liberación retardada. Su semivida es de
1-2 horas. Se metaboliza con rapidez ofreciendo un fenómeno
de primer paso alto. Debe iniciarse el tratamiento
con dosis bajas de 5 mg por la mañana y al mediodía, incrementando
semanalmente a razón de 5 mg hasta alcanzar
empíricamente un buen efecto terapéutico o efectos
tóxicos. La dosis final oscila entre 20 y 40 mg diarios con
un límite máximo de 80 mg. Puede producir tolerancia. En
el tratamiento de la narcolepsia, la dosis es de 20-60 mg
por día. No debe utilizarse en niños menores de 6 años.
Las reacciones adversas más frecuentes son: nerviosismo,
desasosiego e insomnio; a veces, anorexia, pérdida
de peso, palpitaciones y molestias gástricas. No es recomendable
utilizarlo antes de los 6 años. En caso de intoxicación
aguda, aparecerán graves síntomas de excitación
adrenérgica periférica y central.
La dexanfetamina activa también sistemas noradrenérgicos
y dopaminérgicos, con potencia superior a la de
la anfetamina racémica (v. cap. 33). En el síndrome de hiperactividad con déficit de atención mejora y centra la actividad
escolar, pero a veces se aprecia hiperactividad de
rebote cuando el efecto terapéutico ha desaparecido. El
tratamiento se inicia con 5 mg por la mañana y al mediodía,
y se va aumentando semanalmente hasta llegar a los
25 mg/día. Se absorbe con rapidez y de forma completa
por vía oral, y su efecto puede durar entre 4 y 24 horas.
Los efectos secundarios y síntomas de intoxicación son
los propios de la anfetamina.
La pemolina actúa por mecanismos parecidos, aunque
su eficacia parece algo menor. Tiene la ventaja de que
basta administrarla una vez al día; la dosis inicial es de
20 mg/día, con incrementos semanales hasta un máximo
de 120 mg/día. La mejoría se produce algunas veces a las
3-4 semanas.
Todos estos estimulantes centrales pueden producir
reacciones adversas: insomnio inicial (especialmente
cuando la dosis se administra a última hora de la tarde),
pérdida de apetito, falta de humor, nerviosismo, desasosiego,
palpitaciones y molestias gástricas; algunos niños
desarrollan comportamientos compulsivos con brotes de
agresión. Rara vez pueden aparecer reacciones psicóticas
o retraso en el crecimiento que, aunque no afectan la
estatura en la edad adulta, indican que ha de controlarse
el peso y la talla durante el tratamiento. En caso de intoxicación
aguda aparecerán signos de intensa activación
adrenérgica periférica y central. Con la pemolina se han
descrito algunos casos de alteración hepática, con aumento
de transaminasas.
En ocasiones se han utilizado también fármacos antidepresivos,
como la imipramina, y la clonidina."
pg. 605 Farmacologia Humana. Masson