Me solia ocurrir cuando era más jóven, que cuando usaba una palabra "rebuscada" durante una conversación, mi ocasional interlocutor de bajo nivel cultural. Me ridiculizaba por tratar de, según él, aparentar ser más inteligente de lo que en verdad era.
Siendo tímido y ansioso, esas humillaciones públicas devinieron en una neurosis. Antes de abrir la boca pensaba mil veces las palabras que iba emplear. Esto me creo tamaña inseguridad que, cuando llegaba mi turno de expresarme, no se me entendia nada. Hablaba bajito, no pronunciaba bien, cometia un sinfín de errores gramaticales hasta llegar al galimatías.
Mi lenguaje se enpobrecio a tal punto que daba la impresión de ser retardado.
Odiaba a los que se desenvolvian con elocuencia, era casi un insulto el que usaran palabras cultas. Sentia una envidia virulenta al oirles frases ingeniosas que jamás se me habrian ocurrido.
Todo esto me hizo un ser huraño y de modales toscos, conversar me irritaba profundamente.
Ahora que he superando mi trauma, soy más receptivo a emplear un vocabulario amplio y opinar libremente, pero esta vez empleando el lenguaje correcto según el tipo de interlocutor.
Como dicen en casa:
"No hay que darle perlas a los cerdos".
¿Y tú que experiencias has tenido al intentar ser ELOCUENTE?