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Es sólo una escena de muchas: esa mano palpando los granos del trigo que crece junto a su hogar, la puesta en marcha de la maquinaria de guerra romana cerca del limes danubiano, la conversación con el emperador filósofo sobre su sucesión, la huida de la muerte, el encuentro con su familia, o con su mentor y maestro en el "noble" arte de la lucha en la arena, la llegada a Roma, la revelación ante el usurpador en pleno Coliseo, la lucha contra todo tipo de contrincantes, fieras e incluso carros, la detención de los senadores responsables de suministrarle ayuda, esa "tierna" conversación familiar sobre las abejas o el postrero intento de fuga y ese broche de oro final tan operístico. ¿Todavía no sabéis de qué película hablo? Me extraña.
Efectivamente, en un clásico casi inmediato como es este existen muchas escenas merecedoras de recuerdo pero hoy me quedaré con estas 3:
GLADIATOR. Adrenalina en estado puro.
