Mmm, hace un mes decidí tomarme un par de semanas de descanso porque ya se me venía haciendo crónica una molestia fea en el codo derecho, pero va que precisamente en el comienzo de la semana de retorno me agarró una gripe importante, que sobrepasó una semana de malestar físico hasta llegar a más o menos los 10 días... Pero no pude retomar este miércoles por atrasos con el trabajo.
Resultó notorio el efecto de la suspensión en el bienestar psicológico: sufrí más frecuentes y acentuados cambios de humor*, mostrándose los embates depresivos más poderosos de lo que venía acostumbrado.
Esta semana ya retomo. De más está mencionar lo mucho que se resiente la ya tambaleanate rutina que a duras penas logro mantener si saco
los fierros del cronograma.
(*) Mmmnó, en realidad no, más bien diría que mi humor decayó en forma bastante pareja. Es decir, los buenos humores son menos buenos, y los malos más malos.