Te entiendo perfectamente. Yo, en los pocos trabajos que he tenido he durado bastante poco. Ahora lo veo desde fuera y no entiendo porque dejé por propia voluntad la mayoría de ellos, pero lo malo es que cuando uno está en el trabajo la cosa cambia, nada se ve con claridad y empiezo a montarme películas absurdas que no vienen a cuento. Había días que me encontraba perfectamente y podía ejercer mi labor sin problema alguno, absolutamente centrado y pudiendo incluso discutir e intercambiar opiniones con el jefe sin que ello me atenazara.
Pero, por desgracia, otros días no era capaz de enfrentarme a nada. Veía confabulaciones en mi contra donde no existían. No era capaz de discutir con el jefe, dándole la razón porque sí y era incapaz de procesar órdenes sencillas, como la vez que me mandaron enrollar una simple manguera. En ese instante estaban presentes mi jefe y otra persona y pensé que me estaban examinando con lupa y que lo estaba haciendo fatal, que descoordinaba, etc. El jefe me preguntó que me pasaba porque me veía nervioso y ansioso y yo le respondí una estupidez de este calibre "es que hoy no he desayunado"
Al final me dijo que lo dejara, que ya lo hacía él... y lo hizo, con una cara de mala leche que me hizo aún enfadarme más, aparte de la sensación horrible de ver como tu jefe te aparta y casi te humilla quitándote la manguera, dejando claro a la otra persona lo inutil que era.
Todo eso fue lo que pensé por aquel entonces y no me dí cuenta de lo exageradas que fueron estas ideas y reflexions, hasta pasados unos días y ya cuando había renunciado al trabajo.
Recuerdo cuando presenté mi renuncia y lo sorpendidos que se quedaron. En el último día admitieron que no lo estaba haciendo del todo bien, pero que no era para tanto y que veían voluntad por mi parte. No dí marcha atrás y me fuí porque necesitaba salir de ese infierno, un infierno que yo mismo me había inventado, le había dado forma y lo había alimentado incoscientemente. Es terrible darse cuenta de todo cuando ya no hay solución y se ha metido la pata hasta el fondo.
Ánimo Itimad y piensa que no eres la única a la que le pasa y por muy dificil que sea, intenta tener la cabeza fría y aguantar esos momentos de agobiante angustia. Yo, por mi parte, voy a seguir luchando cueste lo que cueste.