No soy nada más que una piedra hundida en el rió más profundo, un gota de lluvia que se pierde en la tormenta, soy un fantasma que murmura en los oídos de un sordo, y un amante de un amor inexistente, ese soy yo, nada más que una calcomanía pegada en la ventana de tu auto… siempre presente pero jamás percibida.