Hace muchos años no sentía el estado profundo de meditación que se alcanza con el licor. Hoy son dos dias seguidos que me dejo seducir por el amargo sabor de la libertad. Muchos cambios están sucediendo en mi vida, las inseguridades, se plantean de nuevo, como un espirítu maligno que se reusa a salir de mi cuerpo, como una estrella moribunda que crece como supernova dando toda sus fuerzas e ilumminando mas que nunca como el último respiro antes de llegar a ser una roca flotando en el universo.
Tristemente me gusta y mucho el estado en que me encuentro, pero se que no puedo seguir escondiendome tras una botella. El tiempo que he perdido me seguirá persiguiendo, me seguirá como la sombra a todas partes donde quiera que un rayo de luz me ilumine. Pero si no miro al piso simplemente no la veré.
A veces fingir que todo está bien, sonreir mecanicamente como una aspirante a miss lo que sea, es cansado, sinceramente en mi vida nada está bien, pero espero esté mejor.
Muchas veces a lo largo de estos treinta años de vida me he sentido mal, pero nunca tan mal como ahora. Regreso denuevo a la metáfora de la supernova. Estoy seguro que esta vez si es la última vez.
Haber llevado un peso por tantos años sobre los hombros, han marcado mi espalda, los tirantes se clavaron en mi carne y eran parte de mi, eliminar esa carga es dejar una parte de mi en el camino.
Sintiéndome muy poco, durante mucho tiempo, eso es lo que han sido los pasados doce años. Por no tener una carrera, un empleo estable. La carrera mas importante es encontrar mi camino el que me llevará a la satisfacción, un camino que solo se puede emprender solo.
Yo soy alguien maldita sea, al igual que mas de las seis mil millones de personas que habitan este mundo. Tengo mas que muchos, y aun asi me sigo quejando.
No puedo regresar el reloj, no puedo obligar a nadie que me quiera, no puedo exigir lo que no me merezco. NO PUEDO OBLIGAR A NADIE A QUE ME QUIERA.
Las cosas las tendré que ir ganando, luchando contra la desesperación por resultado inmediatos, luchando contra el sentimiento de vacío por alguien, vacío que no existe, porque yo solo me tengo que bastar para afrontar lo que se me venga encima.
"Señor en tus manos encomiendo mi espíritu"
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